martes, 19 de noviembre de 2013

UTOPÍA

Cruzarán tus mares preñados de mil fértiles ideas,
de las esencias primigenias que nos hacen inmortales,
sin desconsuelo ante la muerte, cotidiana en su ser,
sembradora de vida tenaz, recurso de eternidades.

En cada mente una fantasía y en todas estrictas vanidades,
a cada paso el recurso de arañar dudas y sembrar sueños,
cada nueva mañana la memoria como consuelo del ayer,
y en cada ocaso la absurda fe en lo que debe o no debe ser.

Dejemos que lapide la brisa a quien hoy siembre tormento,
que se consuelen sin ira los pobres espíritus de recurso tardío,
Mañana, en la picota o en la hoguera, súbita como un vahído,
estarás, como siempre, hermana Utopía, y al verte incombustible,
dirán, con la humeante antorcha aún en la mano, sin un lamento,
otra vez tus tristes verdugos, quienes en tí nunca han creído:
“Yo siempre he estado con ella. Ya sabía que era indestructible”.





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