domingo, 27 de septiembre de 2020

 

VOCES entre VOCES

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TEMAS TERTULIA 2-10-2020

ADIOS

FANATISMO

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.


"En la soledad II", de Antonio Ros de Olano (España, 1808-1886)



Más precio en este valle y pobre aldea,
términos de mi vida peregrina,
despertar cuando el aura matutina
las copas de los árboles menea,

y, al volver de mi rústica tarea,
ora en la tarde, cuando el sol declina,
mirar desde esta fuente cristalina
el humo de mi humilde chimenea,

que, en la rodante máquina lanzado,
cruzar como centella por los montes,
pasar como relámpago el poblado,

robar, en fin, al péndulo un segundo,
y, en pos de los finitos horizontes,
sentir la nada al abarcar el mundo.


Antonio Ros de Olano, incluido en Poesía del Romanticismo (Ediciones Cátedra, Madrid, 2016, ed. de Ángel Luis Prieto de Paula).

FUENTE: Blog literario Asamblea de palabras


TEXTOS TERTULIA 25-9-2020

LA LUZ

ESQUEMAS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.



LA LUZ

ATRAPANDO LA LUZ DEL INVIERNO



Al principio yo también creía en dioses.

Esperaba paciente que su luz me impregnara e hiciera de mi el espejo en que reflejar su grandeza.

Adoré, con la debilidad que crea la dependencia, a mis padres, mis profesores y esas personas tan serias a los que todos temían y respetaban.

Era aquel tiempo incierto pero dulce de la infancia, en que nada sabía, pero no sufría, porque ni sabía que no sabía, ni sospechaba siquiera que se pudiera llegar a saber o a creer que se sabe.

Siguiendo el curso de la naturaleza, en mi adolescencia rompí todos los ídolos, y con la candidez de la juventud, coloqué, sin saberlo, a otros en su lugar.

Luché con ira contra la ira, contra el dolor sembrando dolor, contra la intransigencia de la injusticia siendo intransigente ante ella. Creía, sin la menor duda, justa la ira de los justos.

Cometí cuantos errores pueda cometer un ser humano, sólo el azar hizo que mis manos no se mancharan de sangre. Conocí casi todos los placeres que esta vida puede regalar y sufrí casi todos los dolores que el destino pueda deparar, el peor, sin duda, la muerte de seres queridos.

Era torpe como todos los creyentes, obsesionado con vencer, sin sospechar siquiera donde se encontraba mi enemigo, sin sospechar que todos nuestros enemigos lo son tan sólo porque les concedemos tal puesto en nuestra vida y en nuestra mente.

Era un ciego intentando alcanzar la luz golpeándola con su bastón blanco.

El tiempo fue aclarando mis pensamientos algo más rápido que mi pelo, fue domando tanta energía, enseñándome a no desperdiciar la vida, enseñándome, poco a poco, a vivir. . .

A mis padres, hermanos y amigos pude verles, al fin, como personas en toda su magnitud y miseria, ni mejores ni peores que yo mismo.

Aprendí a mirar con un mínimo de comprensión tanto al arrogante como al codicioso, al iracundo o al que se engaña a si mismo hablando de paz, amor y fraternidad, mientras autojustifica sus egoísmos y mezquindades. Aprendí a mirar las ideas por las que en otro tiempo hubiera dado la vida, como unas ideas más en un mar de ideas que a diario dan a luz nuestras mentes.

Aprendí, casi, a perdonar, y casi, a perdonarme a mi mismo.

En todo encontré luz y sombra: En la sombra de nacer sin una tierra a la que pudiera llamar mía, la luz de sentir que mi patria era todo el planeta; en la sombra de haber padecido la soledad, la cálida luz de la amistad; en la sombra de la muerte, el aprecio constante y creciente por la vida . . .

Ya hace mucho que no creo en los dioses que son predicados y representados por mortales. Tiempo ha que escucho indiferente el murmullo de las plegarias vacías que llenan los templos. Una diminuta chispa de luz me hizo comprender un día que hay tantos dioses como seres humanos, y que ninguno es mejor o peor que otro, mientras su existencia no siembre dolor.

Mis dioses, que nunca exigen adoración, aunque siempre solicitan compañía, son de este mundo, son los hijos de esa especie contradictoria, que con ímpetu adolescente, es incapaz de cuidar el espacio que habita, de ser responsable de sus actos, de sospechar siquiera el lugar donde se encuentra dentro su caótica juventud evolutiva.

Esa especie que, impregnada por igual de luz y de sombra, es capaz de los más creativos y destructivos actos, pero tan entrañable en su alocada inocencia, en sus utópicos ideales, que siempre consigue alcanzar, en su desordenado crecimiento.

Pasó el tiempo, y ya en el invierno, aquella chispa primigenia se transformó, poco a poco, en la llama de una vela, diminuta, pero suficiente para ver que no existe en lo humano ni un ápice de maldad, tan sólo miedo, amor, fantasía y necesidad.

Tras medio siglo con los ojos abiertos, sigo preguntándome:

¿Qué es la luz? Y no me inquieta la pregunta, tan sólo me sorprende ese empeño nuestro en intentar atrapar cuanto desconocemos, rindiendo homenaje, sin saberlo, a lo más humano de nuestra naturaleza humana: la curiosidad.

Todos atrapados por la duda de si habrá primavera tras el último invierno, si todo esto tiene sentido o es sólo un absurdo cuento con mucho cuento, por la duda de si todo no se quedará, al final, en apenas cien años de soledad.

Porque aquí estamos todos, incluso quienes no lo sospechan, reunidos bajo el anhelo común de atrapar la luz, bajo el estigma de la sombra de nuestros miedos, todos tan diminutos como todopoderosos, tan frágiles como eternos, y apenas consolados por el calor fraterno de cuanto compartimos.

Nekovidal nekovidal@gmail.com

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LA LUZ

Luz en silencio, luz en compañía, luz para vivir, para compartir.

La luz es el vehículo del entendimiento, es también el portal de todo misterio. La luz es como Dios, puede surgir de la nada y es parte profunda de la oscuridad. Nace de tinieblas y asciende, se expande y su camino lo mismo es hacia fuera que hacia dentro. No siempre hay que verla para saber que está. Es una sensación de plenitud, de totalidad; luz es fertilidad. Si hay algo de luz, siempre hay una esperanza. Dar a luz. Dar la vida.



HAYDÉE ACOSTA (NERJA).


RASTROS DE LUZ


Persiguiendo la luz llega la sombra

Y tras la luz del día en la penumbra

aletean los sueños contenidos

tratando de alcanzar brillo de luna.

Como palomas bajo un cielo sin destino

muchos fueron hacia la luz y están ausentes

y a otros la luz los guía en su camino.

Hay quienes se encandilan y se ciegan

y los que aún ven claro

aunque sus ojos cierran.

Hay luces encendidas como antorchas

que no alcanzan a dar luz a la conciencia.

Luces, luces, más luces y más luces

que contaminan todo el cielo de la Tierra.

Y la noche, esa otra parte de la vida,

no por ser más oscura es menos bella

y esconde tras su muro de negrura

todo el destino del hombre y su quimera.

Es la noche el umbral del nuevo día

bajo cuyo misterio nace el hombre.

De su contemplación nace el asombro

y de este el ansia de descifrar su intriga.


HAYDÉE ACOSTA (NERJA).




ESQUEMAS

TRATAMIENTO DE BELLEZA y ESQUEMAS


El prototipo de belleza viene impuesto por la moda, y la moda, mezcla entre lo establecido y lo que está por venir, es hija de su tiempo. Rubens plasmó la sensualidad pintando a tres de las hijas de Zeus alegres y voluminosas, Picasso optó por hacerlo pintando a cinco elegantes señoritas de formas angulosas y senos picudos; si a principios del siglo XX los hogares saturados de vitrinas y alacenas eran signo de buen gusto, a finales del mismo siglo la decoración de cualquier casa que se preciara de elegante debía abanderar el minimalismo.


Tanto el arte como la vida cotidiana llevan el sello de la moda que, si bien nos hermana con una época, luego nos echa en el olvido en su calidad de pasajera; sería conveniente evitar dañarnos en aras de unas tendencias que duran, de media, el tiempo que tarda la sociedad en dar un salto generacional.


Pocos años atrás se apretaba el corsé hasta que la cintura quedara lo más reducida posible y el pecho pareciera más abundante, hoy se consigue un efecto parecido extirpándose alguna costilla y colocándose unas prótesis mamarias del tamaño adecuado para la ocasión; si en la antigua Roma los hombres se peinaban hacia delante para ocultar su alopecia, ahora se hacen implantes de cabello para obtener el mismo resultado. A lo largo de los siglos ha habido una cantidad ingente de tratamientos de belleza; se ha utilizado la orina como enjuague bucal, el óxido mezclado con arcilla para conseguir labios rojos, comer un trocito de barro de los búcaros para empalidecer, usar polvos de carbonato cálcico para blanquear el rostro y, en la década pasada, se extendió la implantación de un parásito en el intestino con la finalidad de adelgazar rápidamente. Los tratamientos suelen tener un coste elevado y, algunos de ellos, conllevan peligro para la salud.


No soy detractora de seguir la moda, ni del cuidado físico, al contrario, creo que mantener nuestro cuerpo saludable y con buen aspecto es indispensable; por supuesto que la cirugía plástica es una gran aliada si existe un problema que nos condiciona la vida, como lo son la odontología o la traumatología, cosa muy diferente es no querer ser nosotros mismos, reformarnos y reconstruirnos a modo de mecano y convertirnos en esclavos de nuestro cuerpo en lugar de tenerlo a nuestro servicio, tratándolo de la mejor manera, sí, pero a nuestro servicio.


Me conmueve cuando descubro en los seres humanos cierta similitud con las esculturas incompletas de Bruno Catalano que esculpidas a golpes, llenas de vacíos y con un solo punto de anclaje casi imperceptible, obligan al espectador a fijarse en sus oquedades más que en el material del que están hechas; algo similar pasa con los tratamientos de belleza a través de los que se desvanece nuestra esencia y se dirige la atención de los demás a lo que ya no somos, a lo que en nosotros ha dejado de ser nosotros.


Decía Onetti en «La vida breve»: «Cada uno acepta lo que va descubriendo de sí mismo en las miradas de los demás, se va formando en la convivencia, se confunde con el que suponen los otros y actúa de acuerdo con lo que se espera de ese supuesto inexistente».


En mi opinión, sería bueno prestar atención a nuestro esplendor para no confundir lo que somos con lo que los otros creen que somos, hacer los honores al verbo ser más que al verbo estar; y, no sé, creo que tal vez… probablemente… el mejor tratamiento de belleza sea cuidarnos y amarnos mientras vamos dando a luz la mejor versión de nosotros mismos.



21/septiembre/2020 – Victoria Blanco para «VOCESentreVOCES»


ESQUEMAS

TRATAMIENTO DE BELLEZA


Abrir los ojos con suavidad, vislumbrando dócilmente el día que comienza.

Desperezar el cuerpo poco a poco, sintiendo cada músculo extenderse como brazos que quisieran alcanzar el cielo con las manos.

En la claridad del cuarto de aseo, reconocerse y saludarse a través del espejo.

Tomar el agua que cae del grifo como si descendiera por una cascada de montaña entre el verdor de árboles y trinos de pájaros. Acariciar con ella el rostro varias veces, recibiendo en su contacto el beso de la naturaleza.

Alisar el cabello, masajeando la cabeza y las sienes con la yema de los dedos. Sentir que la sangre viaja por las venas y arterias del cuerpo despertando a su paso todos los sentidos.

Salir al exterior, aspirar el aire, observar los espacios entre el cielo y la tierra. Descubrir las nubes o simplemente la pureza de color del firmamento. Diferenciar los verdes, los brillos y los opacos, buscar las sombras, jugar a perseguirlas.

Captar los olores de todas las cosas. Del café, del pan recién tostado, de la tierra mojada por el riego, de las flores, del humo que escapa de algún puchero.

Sentirse mimado por el amor propio, el que nos recuerda cada instante la importancia de cada detalle, del lugar que ocupamos, de las elecciones que hacemos, de saber que estamos vivos, que cada latido del corazón es la belleza.


HAYDÉE ACOSTA (NERJA).


ESQUEMAS

Soy budista

de ocho a diez,

naturista

los 31 de cada mes,

practico el yoga

un martes de cada cien,

soy feminista

cuando me venga bien.

A veces vegana,

varios días a la semana.

Y si me estiro un poco

puedo ser ilusionista,

te echo unos cuantos polvos

y con la misma,

desapareces de mi vista.

Si todo esto no le parece bien,

adiós, muy buenas,

que ya me iré con quien.


José María Rico


ESQUEMAS


ESQUEMAS: Es que más no puedo hacer.

ESQUEMAS: Es que quemas con tus esquemas.

ESQUEMAS: Esquemas construyen y destruyen esquemas.


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MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS.


*Significados invertidos: Llamamos idealistas o progresistas a quienes intentan transformar el contexto social en que viven, cuando debiéramos llamarles realistas en tanto que la historia demuestra que los cambios son continuos e inevitables. Por el contrario llamamos realistas o conservadores a quienes se empeñan de una forma idealista en intentar detener y conservar las sociedades en un determinado estadio de tiempo, algo simplemente imposible, y sin precedente en la historia.

 

*En las democracias representativas gozamos del dudoso privilegio de poder elegir entre varios candidatos que no tenemos el gusto de conocer y que a su vez han sido preseleccionados por otros.
Votar es la mayor renuncia explícita a su derecho de decisión sobre la propia vida social que lleva a cabo un ser humano a lo largo de su existencia.
Tan sólo puede ser considerada una acción positiva en tanto consuelo si se piensa que, hasta hace poco más de un siglo, ni ese simulacro de derecho se poseía.

 

*La ruptura con parte o todos los cánones anteriores, la reiterada connotación de que todo puede ser diferente, esa es la constante función innovadora, tanto a nivel personal como social, del arte.

 

*Si el artista no se sabe reír de sí mismo, no es tal.


Nekovidal nekovidal@gmail.com

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