sábado, 29 de julio de 2017


TEMAS TERTULIA 4-8-2017

PAISAJES
Y VENDRÁ EL INVIERNO
EL SUSURRO DE UN CANTO









La tontería es la más extraña de las enfermedades, el enfermo nunca sufre, los que de verdad la padecen son los demás. (Albert Einstein)








El hombre es aire en el aire y para ser un punto en el aire necesita caer.
*
El dolor no nos sigue: camina adelante.
*
A veces, de noche, enciendo una luz, para no ver.
*
Veía yo un hombre muerto. Y yo era pequeño, pequeño, pequeño... ¡Dios mío, qué grande es un hombre muerto!
*
Una cosa bella es dos cosas: bello y cosa. Y las dos cosas nunca se dan juntas.
*
Soy un habitante, pero ¿de dónde?
*
Hace mucho que no pido nada al cielo y aún no han bajado mis brazos.
*
Otra vez no quisiera nada. Ni una madre quisiera otra vez.
*
Yo también tuve un verano y me quemé en su nombre.
*
Te deben la vida y una caja de fósforos y quieren pagarte una caja de fósforos, porque no quieren deberte una caja de fósforos.
*
No, no es nada, nada. Es sólo dolor.
*
Palabras que me dijeron en otros tiempos, las oigo hoy.
*
Nada más que un infinito de esperas y el fin de un infinito de esperas. Nada más.
*
Mi nombre, más que llamarme, me recuerda mi nombre.
*
A veces necesito la luz de un fósforo para alumbrar las estrellas.
*
Quien ha hecho mil cosas y quien no ha hecho ninguna, sienten iguales deseos: hacer una cosa.
*
Una flor y un infinito de puñales. Y sólo una flor mata. Está de más un infinito de puñales.

Antonio Porchia, incluido en Antología de la poesía surrealista latinoamericana (Editorial Galache, México, 1974, ed. de Stefan Baciu).



"La preocupación hace que las cosas pequeñas proyecten grandes sombras”. (Proverbio Sueco)

TEXTOS TERTULIA 28-7-2017
TIEMPO AL TIEMPO
MUSTAFÁ
RECUÉRDALO


TIEMPO AL TIEMPO

He leído por ahí que alguien “se suicidó en legítima defensa”. Yo no. Yo me suicidé en defensa de la humanidad (propiamente dicha).

Ahora que caigo, si llego a saber que podía inventar una frase como esta última, a lo mejor no me hubiera suicidado. No es que sea gran cosa, pero por algo se empieza.

A lo que vamos; ¿quién necesitaba a un tipo como yo, con poca capacidad de sufrimiento y mucha para disfrutar de la vida? Un tipo que ya sólo vivía de las rentas y no aportaba nada a la sociedad. Alguien que se asomaba frecuentemente a las ventanas o a los espejos buscando respuestas, o lo que es peor, milagros. Que traficaba con sombras y recuerdos de la niñez. Que cantaba muy bajito para que no lo oyera nadie. Que huía de las tertulias y ansiaba ser invisible, a ser posible, todo el rato.

¿Quién necesitaba a un tipo que odiaba los espectáculos en general? Que creía en los presentimientos de los mirlos, o en el equilibrio de las derrotas, o en la heroicidad de los gestos inútiles.

Ahora, en esta especie de limbo, donde también se encuentran ilustres personaje suicidados como Rene Crevel, Jacques Rigaut, Maupassant, Tralk... me encuentro en mi salsa. Aunque a algunos aún no se les ha desinflado el hinchado ego del todo. Pero están en ello y poco a poco hacen como que notan mi presencia y bajan algunos peldaños de su pedestal.

Algún día podré sentarme con ellos a tomar un café y, como hablo muy poco, no se notará mucho que no domino su idioma.

Por fin sabré quien soy” parece ser que dijo Borges en su último momento. Yo aún no lo he descubierto. Tiempo al tiempo.

José Luis Álvarez


TIEMPO AL TIEMPO

Que te alejes
de lo tóxico
no es sólo
un sueño irrepetible,
es el deseo 
de cada individuo 
afectado,
y que el tiempo
ponga lo demás.

José María Rico


TIEMPO AL TIEMPO

Con el tiempo llegan esas palabras que son exhaladas,
igual que el humo de un cigarrillo.

Cigarrillo que daña los pulmones y palabras que queman el alma.

Palabras que no tienen sentido y contaminan como colillas.

Cigarrillos consumidos después de haberse encendido, y amor apagado porque se ha quemado.

Cigarrillos llenos de nicotina para esos labios a los que les falta vida.

Labios que sabían besar y esos besos se  transformaron en rutina.

Pero también puede ocurrir lo contrario, y como si de una bonita canción se tratara, hablaré de la pasión:

Pasión apasionada que nunca se acaba.

Amor desbordado,  pero a la vez controlado.

Amor que nunca está cansado, como un velero navegando por aguas que se han ido amansando. 

Velero de mis sueños, que sólo yo entiendo.

El tiempo al tiempo ha demostrado, que era posible lo imposible y que era creíble lo increíble. 

Amor que no se oxida, amor para siempre inamovible.

M.C.G.C.


TIEMPO AL TIEMPO

El tiempo, ese paradójico verdugo que nos da vida y muerte a cada instante, te da la oportunidad de construir tu pequeño universo, ése que formará parte del Todo para la eternidad.
El tiempo, como el buen vino, tiene su justa medida: quien beba demasiado del pasado se embriagará y su ceguerá le impedirá ver el camino que ha de llevarle, inevitablemente, al futuro, ese futuro que también le cegará si lo bebe en exceso sin conocer el recorrido del pasado.
El tiempo, ese río por el que estamos condenados a navegar, siempre ofrece aguas calmas, sólo hay que aprender a buscarlas, aprender a navegar acampando en la orilla cuando el río baja bravo porque necesita su espacio. No hay entonces mejor uso del tiempo que para meditar.

Nekovidal - nekovidal@gmail.com
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MUSTAFÁ

Mustafá, como miles de personas, había llegado a Europa arriesgando su vida varias veces y gastando en su viaje todos los ahorros de su familia.
Europa no era el paraíso esperado, pero trabajando duro se podía salir adelante y así lo hizo él, pudiendo trasladar a parte de su familia al cabo de pocos años y al resto un tiempo después. La última en llegar a ese mundo extraño fue la abuela, por la que Mustafá sentía un especial aprecio, pues había sido abuela y madre a la vez, criándole mientras los padres trabajaban de sol a sol en el campo, ella le había enseñado a leer y escribir y cuanto sabía sobre la naturaleza y la vida en general.

Todo parecía ir bien, sus hermanos encontraron trabajo, unos con más suerte que otros, sus padres abandonaron una vida dura del campo para disfrutar de un bien merecido descanso y colaborando en la crianza de sus nietos para dejar más tiempo libre a sus hijos que tenían que simultanear varios trabajos para mejorar la economía familiar.

Pero al cabo de unos años, aprovechando una fiesta familiar, la abuela tomó la palabra e hizo una petición que a muchos les costó comprender:
Querida familia, ya soy vieja y poco puedo aportarles ya a ustedes salvo molestias...”
Por parte de todos hubo una réplica entre indignada y sorprendida:
Abuela, ¿cómo dice eso? Usted es el pilar de esta familia, nos ha criado, ha trabajado toda su vida, nunca será una molestia, es un honor poder tenerla con nosotros”.

Agradezco esas palabras, y sé que son sinceras,” contestó la anciana, “pero noto que me falta algo en estos últimos días de mi vida”.
Esta tierra y su gente”, prosiguió, “nos han acogido con respeto y cariño, ha sido tierra de emigrantes y tal vez por eso guardan en la memoria el dolor y los esfuerzos de sus antepasados, la mayoría son buena gente . . .”
Nunca hemos vivido materialmente mejor que ahora, el hambre nunca ha entrado en esta casa desde que pisamos esta tierra, pero noto que me falta algo, quiero volver a ver a los niños jugando en la calle, sus gritos, su alegría, quiero volver a vivir en un lugar donde las cerraduras no sean necesarias, donde la gente comparta su pan, aunque sea poco, donde se ría en las fiestas sin medir quien tiene más dinero para gastar en ella, donde los perros ladren entusiasmados cuando los hombres bailan, porque saben que nunca se les abandonará, donde la vida aún tiene ese sabor de antes, cuando había pocas máquinas y muchas ilusiones. De esta tierra que llaman Europa salieron los hombres que conquistaron el mundo, todo lo hicieron suyo, incluso a otras personas, convencidos de que todo se puede comprar y vender, pero creo que perdieron su alma por el camino . . .”
No quiero que piensen que soy ingrata, hemos sido bien recibidos, se nos ha respetado, pero hay un tipo de calor que extraño, quiero volver a mi tierra y morir allí”.

La abuela recibió una ola de reproches y preguntas a las que pudo responder sólo repitiendo lo que ya había dicho.
Pero Mustafá, que la miraba desde una esquina de la mesa en silencio y con lágrimas en los ojos, la comprendía, él también apreciaba su tierra de acogida, pero también notaba que faltaba algo, aunque sospechaba que tal vez ese calor de vida también se había apagado ya en su tierra natal, pero no se atrevió a decírselo a su abuela.

Dos meses después la abuela partió, en un viaje que sabía que, muy posiblemente, significaría no volver a ver a sus hijos y nietos, pero sentía que tenía que hacerlo.
En el aeropuerto, Mustafá la abrazó y besó su frente, no dijo nada, no hacía falta, desde que era niño su abuela sabía leer en sus ojos.

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RECUÉRDALO

RECUÉRDALO una vez más:

CARPE DIEM: Este podría ser tu último día con vida

Carpe Noctem: Tu vida puede cambiar de la noche a la mañana

Carpe Vesperam: Todo pasa y poco queda

Carpe Mane: la esencia de la existencia es el cambio

Carpe te ipsum: No te auto-engañes…Trata de convertir en eterno este instante.

Una vez más, recuérdalo.

J.M.C.C.


RECUÉRDALO

Cuando las pasiones, los placeres o las tragedias mueven las hojas del árbol de la vida, cuando crees saberlo todo sin saber nada, cuando intentas comprender pero ya ni importa, algo se desequilibra por alguna razón que escapa a nuestra capacidad de comprensión, una razón mucho más allá de nuestra lógica y de nuestros sentimientos, una razón más allá de nuestra mente.
Cuando eso ocurra, en ese irrepetible momento insoportablemente dulce o amargo, la vida te está dando una lección. Recuérdalo.

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RECUÉRDALO

Recuerdos de palabras guardadas en un cajón,
p
alabras escritas en una reunión de dos.
Reuniones en la vida que, a veces, no han tenido explicación, y del pasado se habló con emoción.
Emociones que pueden ser compartidas o no.
Recuérdalo,  cuando quieras abrir el cajón.

M.C.G.C.


RECUÉRDALO

Recuérdalo: Casi siempre se cosecha lo que se siembra, pero nadie puede evitar el granizo que, azarosamente, puede destruir en unos minutos toda tu cosecha. La vida, en su para nosotros incomprensible paradoja, funciona así . . .

Al final, inevitablemente, serás polvo, sólo polvo y retazos de memoria, pero nadie podrá borrar nunca la eterna huella de tu paso por este universo. Recuérdalo.

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