VOCES entre VOCES
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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.
729 ES EL CÓDIGO COMERCIAL DE ISRAEL, TODOS LOS CÓDIGOS DE BARRAS DE LOS PRODUCTOS QUE EXPORTAN EMPIEZAN POR ESE NÚMERO.ADEMÁS, RECIENTEMENTE UN GRUPO FINANCIERO ISRAELÍ HA COMPRADO UNA GRAN PARTICIPACIÓN DE CARREFOUR.LA CAUSA ÚLTIMA DE LAS GUERRAS SIEMPRE ES LA CODICIA, EL DINERO, NO COMPRES PRODUCTOS DE ISRAEL MIENTRAS SEA UN ESTADO GENOCIDA.
5
poemas de Sholeh Wolpé

«El
exilio es una maleta con el asa rota», escribe la autora en un libro
que viaja desde «una colina en lo alto de Teherán» hasta la ciudad
de Los Ángeles, desafiando las tradiciones patriarcales, los
mandatos religiosos y la discordia. Quien lee a Sholeh
Wolpé queda
atrapado en su mundo, que desgrana las complejidades del exilio, el
hogar, la familia, el amor y todo lo que queda por el camino.
En
Zenda reproducimos cinco poemas de Ábaco
de la pérdida: Memorias en verso (Visor),
de Sholeh Wolpé.
*****
CUENTA
II
La
pérdida es una lengua
que
todos hablamos bien,
un
gemido que resuena
entre
las costillas, la desdicha
que
se convierte en dicha.
*
CUENTA
III
Todos
los viernes el abuelo nos lleva a mí y a mis hermanos a un circo
lleno de tigres, elefantes, caballos y hombres sin camisetas con
mallas relucientes. Hay mujeres más pequeñas que mi cuerpo de niña,
animales más grandes que mi cuarto. Todo es extremadamente divertido
hasta que aparece el gigante de cuatro caras. Mis brazos empiezan a
temblar. Los escalofríos me recorren hasta la punta de los dedos. El
abuelo me toca el hombro y me dice: Es solo una máscara en su
cabeza.
Pero
yo sé que no
porque
todo lo que se ama
—un
hermoso día con el abuelo
en
aquel circo de Teherán,
el
algodón de azúcar pegajoso derritiendo
su
canción rosada en mi boca,
mis
hermanos, traviesos, con dientes de alegría—
arde
siempre hacia un futuro
aún
por llegar,
fuegos
artificiales en mi mente,
chispas
soldadas a cada recuerdo.
*
CUENTA
I
El
hogar es un diente que nos falta.
La
lengua busca
rigidez,
pero
solo encuentra
ausencia.
*
CUENTA
II
Altas,
rígidas, afiladas.
Intenta
llegar al otro lado
a
pesar de las espinas salvajes.
Nosotros,
que marchamos de casa adolescentes,
niños
que cruzamos fronteras y fuimos despedazados
por
mil lenguas dentadas,
nosotros,
que llevamos heridas que florecen
bajo
la piel cicatrizada,
¿en
quiénes nos hemos convertido?
Me
pregunto si casa
será
mi fantasma,
si
llevará mi ropa interior
guardada
en la antigua cómoda
que
compré hace veinte años,
si
habrá anidado en mi blusa colgada
en
una percha que no me atrevo a tirar.
Acaso
esté extraviada entre filas de libros
ordenados
alfabéticamente en un idioma
en
el que no nací. O aquí, en el borde
de
esta taza desportillada
que
mi último amor olvidó.
Llevo
semillas en la boca. Planto
cúrcuma,
cardamomo y diminutos
pepinos
aromáticos en el jardín.
Los
riego con la lluvia que arranco
de
las canciones de la abuela.
Crecerán,
lo sé, por encima
de
las murallas de espinos.
Se
abrirán paso, ilesos.
Me
fui de casa a los trece.
No
había vivido lo suficiente como para saber
no
amar.
Casa
era el mar Caspio, los bazares bulliciosos,
el
aroma del kebab y el arroz, los almuerzos
de
los viernes, los picnics junto a los arroyos.
Nunca
quise irme tan lejos.
Dijeron: Vuelve
y
morirás.
El
exilio es una maleta con el asa rota.
Lleno
cien cuadernos de garabatos,
los
arrojo al fuego y vuelvo a empezar,
esta
vez me tatúo las palabras en la frente,
esta
vez escribo solo para no olvidar.
La
complacencia se contagia como un catarro.
Nado
a contracorriente para dejar mis huevos púrpura.
Dicen: Saca
sustento de esta tierra,
pero
mira cómo cuelgan mis frutos en espiral
y
huelen a cuadernos viejos y a encaje.
¿Qué
es un árbol trasplantado
sino un
ser en el tiempo,
resignado
a la adopción?
Los
espíritus apremian, los espíritus se van,
lloran
y se lamentan en la puerta del templo,
donde
pendo al borde de un abismo.
Tal
vez los espíritus solo acuden en el exilio.
Pero
incluso esto es una ilusión.
*
CUENTA
III
Querida
América,
solías
colarte en mi cuarto,
¿lo
recuerdas?
Yo
tenía once y tú venías
noche
tras noche, a Teherán, te deslizabas
desde
la vieja radio de mi escritorio,
pasabas
por la pila de deberes de matemáticas, sobre
la
desgastada alfombra persa, y me arremetías
con
tus golpes de rock
and roll.
Te
quería más que al chicle,
más
que a los plátanos importados
que
vendían en la calle por un ojo de la cara.
Pensaba
que eras azur, América,
como
el vestido nuevo de mamá, y kumquats,
y
naranja, cielo y amapolas.
Soñaba
contigo, América, soñaba
contigo
cada noche con la ferocidad de un niño
extraviado
hasta que te volviste real como la carne.
Y
cuando llegué,
me
embestiste
como
una carcajada.
***

Sholeh
Wolpé (Teheran,
1962) es una poeta, dramaturga y traductora iraní-estadounidense. Su
obra está compuesta por más de quince libros, obras de teatro y
libretos para coro y ópera. Ha vivido en Irán, Trinidad y Reino
Unido, y actualmente divide su tiempo entre Los Ángeles y Barcelona.
—————————
Autora: Sholeh
Wolpé. Título: Ábaco
de la pérdida: Memorias en verso. Traducción: Corina
Oproae. Editorial: Visor. Venta: Todostuslibros.
https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-sholeh-wolpe/
TEMAS
TERTULIA 12-9-2025
LLUVIA
PROCRANISTACIÓN
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
TEXTOS
TERTULIA 5-9-2025
COLORES
LA
LIEBRE Y LA TORTUGA
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
COLORES
Somos
arcoíris humanos: cambiamos de tonalidad según el clima del
corazón.
El
color que rechazamos dice tanto de nosotros como lo que elegimos
En
la paleta de la vida, cada color tiene su momento y su razón de ser.
El
verdadero artista no elige loa colores; los colores lo eligen a él.
Sabrina
Chakour
COLORES
Lo
veo continuamente.
Hace
años, también lo veía en mí misma.
Cómo
le echamos la culpa de nuestro sufrimiento a eso de ahí fuera.
Y
no me refiero solamente a echarle la culpa a otras personas:
Es
que mi madre es insoportable...
Es
que me ha tocado un jefe imposible...
Es
que mi pareja no me comprende...
(Hay
ejercicios tremendamente reveladores para estos casos, como comenté
hace un tiempo; no dudes en responder a este e-mail si te identificas
con este estado y te los reenvío).
También
está el echarle la culpa a nuestras circunstancias.
A
la vida, tan dura.
Al
mundo, tan injusto.
Y
así vamos pintando de estos colores grises nuestro mundo: nuestra
vida.
"No
no, si yo sé que no tengo que echarle la culpa a otras personas".
PERO...
Pero
me he quedado sin trabajo.
Pero
los políticos han sacado una nueva ley que me complica la vida.
Pero
la vida está cada día más cara.
Pero
el mundo está lleno de desgracias.
Es
que esta enfermedad/la regla/la menopausia me tiene...
Etc.
Que
sí. Que no digo que sea fácil, ni mucho menos que no me apene por
esas circunstancias duras, distintas y personales en cada caso.
Lo
que digo es que quedarnos ahí es quedarnos en estado de IMPOTENCIA.
Lo
que digo es que si nos quedamos ahí, nunca saldremos de ahí.
O
saldremos "en apariencia":
Menos
mal, ya he encontrado trabajo.
Qué
bien, ya tengo una nueva pareja.
Bueno,
me han dado otras pastillas, a ver si funcionan.
...para
un tiempo después, volver a estar en una situación parecida o peor.
¿Por
qué?
Tal
y como yo lo entiendo, porque no aprendimos lo que teníamos que
aprender.
Lo
que podríamos haber aprendido.
Yo
no sé si realmente la vida está diseñada para que vayamos
aprendiendo, evolucionando, como subiendo de nivel en un videojuego o
acumulando puntos o sabiduría para acercarnos al Nirvana. No lo sé.
Pero
sí sé que para mí tiene sentido.
Sé
que esta actitud o forma de vida te dota de sentido.
Llevo
ya tantos años concibiendo la vida así, que me parece impensable
sufrir alguna calamidad de la vida, grande o pequeña, y no intentar
sacar de ello un aprendizaje propio.
Pero
veo a tanta gente atascada en sus historias...
Las
historias que todos y cada uno de nosotros nos contamos.
Tenemos
que saber que son NUESTRAS historias.
No
es LA historia.
No
lo señalo con acritud: nuestras historias, con todos nuestros
sentires, merecen todo el amor y el respeto.
Pero
si no nos han conducido a buen lugar, quizás toque revisarlas.
Aunque
escueza.
Aunque
haya preguntas incómodas.
Aunque
nos resistamos y nuestro dedo parezca querer seguir señalando ahí
fuera...
Las
respuestas están dentro.
Sara
Vidal Tanaka - Caminando con Sara
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este texto ha resonado contigo y quieres recibir reflexiones y
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Tras
aquella primera derrota, por todos conocida, en que la tortuga ganó
a la liebre porque ésta, confiada en sus facultades, se permitió
una siesta en medio de la carrera, la liebre tuvo que decidir, como
todos a cada momento, si aprender o no cuanto la vida le había
enseñado, en este caso en forma de derrota.
Observó
a la tortuga: lenta, pesada, cuerpo y pensamiento espeso, y
encolerizada, intentó morderla, pero la tortuga se refugió en su
caparazón hasta que la liebre terminó cansada y con sus dientes
doloridos... ¿qué hacer?
Tras
la rabieta inicial decidió imitar a la tortuga y, partiendo un coco
enorme por la mitad se lo ató a la espalda con unas tiras de
esparto: "Ahora soy invencible", pensó.
La
tortuga, por su parte, consciente de que su victoria había sido
fruto más del azar y de la estupidez de la liebre que de sus propios
méritos, también decidió imitar a su adversario: cada mañana se
levantaba temprano y, tras ingerir todos los frutos dulces a su
alcance y permanecer un rato al sol, se lanzaba a entrenarse
frenéticamente, llegando a duplicar su velocidad, pero quedando aún
muy lejos de la de la liebre.
En
esto andaban ambos animales, cada cual con su obsesión por superar
al otro cuando, una mañana de otoño, apareció un zorro hambriento.
Viendo a la liebre se lanzó hacia ella que, confiando en su nuevo
caparazón, se creía invulnerable y apenas se molestó en salir
corriendo, lo cual, por otra parte, no era fácil con la pesada e
incómoda armadura. Sólo el azar hizo que el primer mordisco del
zorro fuera en las correas de esparto, dando así, sin querer, una
oportunidad de huir a la liebre, ya desengañada de su absurda
estrategia.
No
mucho más inteligente fue la reacción de la tortuga que, creyéndose
veloz, se limitaba a intentar escapar sin refugiarse en su seguro
caparazón. El primer mordisco del zorro la despertó de su sueño y
optó, para sobrevivir, por su sistema de defensa habitual.
Maltrechos
estaban los ya exadversarios mientras reflexionaban sobre los errores
cometidos, y la agilidad mental de uno y la parsimoniosa sensatez del
otro fueron suficientes para hacerles comprender que, si en vez de
tratar de poseer virtudes y cualidades que la naturaleza no les había
dado, unieran los esfuerzos aprovechando las que ya poseían, ambos
tendrían más posibilidades se vivir más y mejor.
De
esta forma, cuando unas semanas después, volvió el zorro por
aquellos parajes, más hambriento si cabe que en la ocasión
anterior, la liebre comenzó a huir, pero no en dirección a su
madriguera, demasiado alejada, sino hacia donde se encontraba la ya
amiga tortuga. Ésta, viéndola llegar, se parapetó completamente en
su caparazón, dejando fuera sólo una pata con la que, haciendo
palanca, abría una pequeña abertura por la que se coló la liebre
bajo ella para refugiarse en una improvisada madriguera. El zorro
intentó inútilmente morder el caparazón de la tortuga, lo que no
pudo, y darle la vuelta, la única forma de hacerla vulnerable, que
tampoco consiguió pues la liebre empujaba con todas sus fuerzas
hacia abajo.
Y
así sobrevivieron sin ser pareja de hecho ni de derecho, pero siendo
amigos de pecho contra pecho ...
Claro
que, tanto la liebre como la tortuga poseían una cualidad muy
alejada de la naturaleza humana y que tienen todos los seres vivos,
esos a los que llamamos irracionales: la facultad de aprender de sus
errores.
Ellos,
los animales, saben, sin saber, que todos llevamos un zorro dentro al
que alimentamos cuando creemos ser lo que no somos, sin importar
quien somos y quien creemos ser.
El
gran problema de los seres racionales de este planeta es que aún no
son lo suficientemente racionales como para aprender dejando de lado
su orgullo, aprender en vez de empeñarse en mostrar lo que saben o
creen que saben o creen que son, aprender incluso de los seres a los
que llaman irracionales.
Nekovidal
– nekovidal@gmail.com
ARTES
LIBRES
MICRORRELATOS,
AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
Descubren
una proteína que permite rejuvenecer el Cerebro
Una proteína rejuvenece tanto
el funcionamiento del cerebro como su aspecto a nivel microscópico.
28 agosto, 2025

En
las últimas décadas se han invertido muchos recursos en la
investigación de los factores relacionados con el envejecimiento
del cerebro y,
como consecuencia, el deterioro cognitivo.
Hemos
asumido que, de igual forma que sucede con el resto del cuerpo, es
inevitable que el cerebro envejezca y poco se puede hacer al
respecto. Los esfuerzos se han focalizado en comprender las causas
para poder ralentizar dicho deterioro.
La
ciencia avanza a gran velocidad y los descubrimientos son cada vez
más asombrosos. Un estudio publicado recientemente ha descubierto
que una
proteína juega un papel clave tanto en el envejecimiento como en
revertirlo.
A lo largo de este artículo te lo explicamos detalladamente.
¿Es
posible revertir el envejecimiento cerebral?
Con
el paso del tiempo, perdemos agilidad mental, memoria e incluso
algunas de las tareas que antes nos resultaban sencillas se vuelven
más complejas. Aunque la ciencia ha invertido muchísimos recursos
en intentar frenar este deterioro, la idea de poder revertir la
situación parece algo imposible.
Pero,
¿y si no tuviera que ser así? Los investigadores de la Universidad
de California en San Francisco han publicado un estudio recientemente
que aporta luz en este tema. Este grupo de científicos han
identificado una proteína que juega un papel crucial en el proceso
de deterioro.
Lo
más sorprendente de todo es que observaron que reduciendo
los niveles de esta proteína –llamada FTL1– en ratones ancianos
estos recuperaban capacidades cognitivas perdidas.
De hecho, incluso se restauraron algunas de las conexiones neuronales
que se habían deteriorado. Aunque este hallazgo se ha encontrado en
roedores, es realmente esperanzador.
El papel del hierro y la
proteína FTL1
Los investigadores encontraron
esta proteína, la FTL1, al analizar cómo
cambian con el tiempo los genes y las proteínas del hipocampo.
Es decir, estudiaron tanto a animales jóvenes como a viejos y vieron
que lo que había diferente era una mayor presencia de FTL1 en
ratones viejos. Del mismo modo, se apreciaron también menos
conexiones entre las células cerebrales en el hipocampo y las
capacidades cognitivas disminuidas.
Pero,
¿qué papel tiene el hierro en todo este proceso? Las siglas FTL1
corresponden en realidad a la ferritina
light chain 1, que
se encarga de manejar el hierro en el interior de las células. Si
bien es cierto que el hierro es esencial para el correcto
funcionamiento del organismo, cuando se acumula en exceso puede
provocar daño en los tejidos y oxidación.
Con
la edad, el delicado equilibrio de los niveles de hierro en el
cerebro puede sufrir alteraciones y esto tiene graves consecuencias.
Si aparecen depósitos de hierro que afectan al hipocampo obtenemos
alteraciones en el área que se encarga de la memoria y el
aprendizaje. Los investigadores observaron que, efectivamente, la
presencia de esta proteína tiende a aumentar con la edad en el
hipocampo.
Lo que ocurre cuando aumenta la
FTL1: un cerebro que envejece antes de tiempo
Para
poder comprobar que realmente la FTL1 estaba directamente relacionada
con el funcionamiento cerebral, los científicos aumentaron de forma
artificial los niveles de esta proteína en los ratones jóvenes.
Como consecuencia, tanto los cerebros como el comportamiento de estos
ratones empezó a ser más parecido cada vez al de los ratones
viejos.
Entre
los resultados, se observaron cambios morfológicos importantes a
nivel cerebral. Las
neuronas de los ratones con los que se había realizado el
experimento presentaban menos ramificaciones dendríticas.
Esto implica una reducción en la comunicación entre células.
Además, también se observó que los ratones con altos niveles de
FTL1 no distinguían lo nuevo de lo familiar en las tareas de
memoria.
Reducir la FTL1 en cerebros
envejecidos y rejuvenecer la memoria
El
estudio publicado señala que niveles más altos de FTL1 equivalen a
un envejecimiento cerebral acelerado incluso en organismos jóvenes.
Sin embargo, este equipo de científicos también aportó mucha
esperanza al descubrir que reduciendo los niveles de esta proteína
en los ratones ancianos los resultados eran sorprendentemente
positivos.
Al
disminuir los niveles de FTL1 en el hipocampo de los ratones viejos,
estos recuperaron las cualidades perdidas. Por un lado, los ratones
obtuvieron mejores
resultados en las pruebas de memoria.
Por otro lado, se observó el aumento de los niveles de proteínas
clave para las sinapsis y, además, la restauración de conexiones
sinápticas.
¿Qué papel juega el
metabolismo en este proceso?
El
equipo de investigadores fue todavía más allá de los cambios
estructurales encontrados puesto que querían comprender el mecanismo
que subyace en todos estos cambios.
Observaron
que en ratones viejos, la FTL1 ralentizaba
el metabolismo de las células.
Esto quiere decir que los excesos de esta proteína están
relacionados con la producción de energía. Cuando hay un exceso de
FTL1 se produce un descenso de la molécula que actúa como
“gasolina” para las células y, como consecuencia, las funciones
de estas células se debilitan.
Además,
se dieron cuenta de que si trataban las células del hipocampo con un
compuesto que estimula el metabolismo neuronal se podían prevenir
los efectos negativos de la proteína FTL1.
¿Qué implicaciones tiene para
la neurociencia en el futuro?
Uno
de los aspectos más impactantes que se destacan de estos hallazgos
es el hecho de que el cerebro de los ratones rejuveneció. Es decir,
en este caso no
trata de que hayan ralentizado el deterioro, sino que su cerebro
volvió a aprender y recordar de forma ágil.
Los autores lo definían como “una reversión de las deficiencias”.
Por
prometedores y esperanzadores que sean los resultados, no podemos
olvidar que se han realizado los experimentos con ratones. Esto
implica que todavía queda mucho camino por recorrer y muchos
estudios por realizar para poder comprender si todos estos mecanismos
también podrían aplicarse en humanos.
Todo
esto es necesario para poder determinar si es seguro manipular estos
niveles de proteína a nivel cerebral en las personas y cuáles
podrían ser los riesgos. En caso de que se los resultados sean
aplicables de forma segura en humanos, se abrirían muchas puertas
para nuevos tratamientos de enfermedades neurodegenerativas.
Referencias bibliográficas
Remesal,
L., Sucharov-Costa, J., Wu, Y., Pratt, K. J. B., Bieri, G., Philp,
A., Phan, M., Aghayev, T., White III, C. W., Wheatley, E. G., Zou,
B., Desousa, B. R., Couthouis, J., Jian, I. H., Xie, X. S., Lu, Y.,
Maynard, J. C., Burlingame, A. L., & Villeda, S. A. (2025).
Targeting iron-associated protein Ftl1 in the brain of old mice
improves age-related cognitive impairment. Nature Aging.
Nerea
Moreno. (2025, agosto 28). Descubren una proteína que permite
rejuvenecer el Cerebro. Portal Psicología y Mente.
https://psicologiaymente.com/neurociencias/descubren-proteina-permite-rejuvenecer-cerebro
https://psicologiaymente.com/neurociencias/descubren-proteina-permite-rejuvenecer-cerebro
5 poemas de Sholeh Wolpé
«El exilio es una maleta con el asa rota», escribe la autora en un libro que viaja desde «una colina en lo alto de Teherán» hasta la ciudad de Los Ángeles, desafiando las tradiciones patriarcales, los mandatos religiosos y la discordia. Quien lee a Sholeh Wolpé queda atrapado en su mundo, que desgrana las complejidades del exilio, el hogar, la familia, el amor y todo lo que queda por el camino.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Ábaco de la pérdida: Memorias en verso (Visor), de Sholeh Wolpé.
*****
CUENTA II
La pérdida es una lengua
que todos hablamos bien,
un gemido que resuena
entre las costillas, la desdicha
que se convierte en dicha.
*
CUENTA III
Todos los viernes el abuelo nos lleva a mí y a mis hermanos a un circo lleno de tigres, elefantes, caballos y hombres sin camisetas con mallas relucientes. Hay mujeres más pequeñas que mi cuerpo de niña, animales más grandes que mi cuarto. Todo es extremadamente divertido hasta que aparece el gigante de cuatro caras. Mis brazos empiezan a temblar. Los escalofríos me recorren hasta la punta de los dedos. El abuelo me toca el hombro y me dice: Es solo una máscara en su cabeza.
Pero yo sé que no
porque todo lo que se ama
—un hermoso día con el abuelo
en aquel circo de Teherán,
el algodón de azúcar pegajoso derritiendo
su canción rosada en mi boca,
mis hermanos, traviesos, con dientes de alegría—
arde siempre hacia un futuro
aún por llegar,
fuegos artificiales en mi mente,
chispas soldadas a cada recuerdo.
*
CUENTA I
El hogar es un diente que nos falta.
La lengua busca
rigidez,
pero solo encuentra
ausencia.
*
CUENTA II
Altas, rígidas, afiladas.
Intenta llegar al otro lado
a pesar de las espinas salvajes.
Nosotros, que marchamos de casa adolescentes,
niños que cruzamos fronteras y fuimos despedazados
por mil lenguas dentadas,
nosotros, que llevamos heridas que florecen
bajo la piel cicatrizada,
¿en quiénes nos hemos convertido?
Me pregunto si casa
será mi fantasma,
si llevará mi ropa interior
guardada en la antigua cómoda
que compré hace veinte años,
si habrá anidado en mi blusa colgada
en una percha que no me atrevo a tirar.
Acaso esté extraviada entre filas de libros
ordenados alfabéticamente en un idioma
en el que no nací. O aquí, en el borde
de esta taza desportillada
que mi último amor olvidó.
Llevo semillas en la boca. Planto
cúrcuma, cardamomo y diminutos
pepinos aromáticos en el jardín.
Los riego con la lluvia que arranco
de las canciones de la abuela.
Crecerán, lo sé, por encima
de las murallas de espinos.
Se abrirán paso, ilesos.
Me fui de casa a los trece.
No había vivido lo suficiente como para saber
no amar.
Casa era el mar Caspio, los bazares bulliciosos,
el aroma del kebab y el arroz, los almuerzos
de los viernes, los picnics junto a los arroyos.
Nunca quise irme tan lejos.
Dijeron: Vuelve
y morirás.
El exilio es una maleta con el asa rota.
Lleno cien cuadernos de garabatos,
los arrojo al fuego y vuelvo a empezar,
esta vez me tatúo las palabras en la frente,
esta vez escribo solo para no olvidar.
La complacencia se contagia como un catarro.
Nado a contracorriente para dejar mis huevos púrpura.
Dicen: Saca sustento de esta tierra,
pero mira cómo cuelgan mis frutos en espiral
y huelen a cuadernos viejos y a encaje.
¿Qué es un árbol trasplantado
sino un ser en el tiempo,
resignado a la adopción?
Los espíritus apremian, los espíritus se van,
lloran y se lamentan en la puerta del templo,
donde pendo al borde de un abismo.
Tal vez los espíritus solo acuden en el exilio.
Pero incluso esto es una ilusión.
*
CUENTA III
Querida América,
solías colarte en mi cuarto,
¿lo recuerdas?
Yo tenía once y tú venías
noche tras noche, a Teherán, te deslizabas
desde la vieja radio de mi escritorio,
pasabas por la pila de deberes de matemáticas, sobre
la desgastada alfombra persa, y me arremetías
con tus golpes de rock and roll.
Te quería más que al chicle,
más que a los plátanos importados
que vendían en la calle por un ojo de la cara.
Pensaba que eras azur, América,
como el vestido nuevo de mamá, y kumquats,
y naranja, cielo y amapolas.
Soñaba contigo, América, soñaba
contigo cada noche con la ferocidad de un niño
extraviado hasta que te volviste real como la carne.
Y cuando llegué,
me embestiste
como una carcajada.
***
Sholeh Wolpé (Teheran, 1962) es una poeta, dramaturga y traductora iraní-estadounidense. Su obra está compuesta por más de quince libros, obras de teatro y libretos para coro y ópera. Ha vivido en Irán, Trinidad y Reino Unido, y actualmente divide su tiempo entre Los Ángeles y Barcelona.
—————————
Autora: Sholeh Wolpé. Título: Ábaco de la pérdida: Memorias en verso. Traducción: Corina Oproae. Editorial: Visor. Venta: Todostuslibros.
https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-sholeh-wolpe/
TEMAS TERTULIA 12-9-2025
LLUVIA
PROCRANISTACIÓN
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
TEXTOS TERTULIA 5-9-2025
COLORES
LA LIEBRE Y LA TORTUGA
MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.
COLORES
Somos arcoíris humanos: cambiamos de tonalidad según el clima del corazón.
El color que rechazamos dice tanto de nosotros como lo que elegimos
En la paleta de la vida, cada color tiene su momento y su razón de ser.
El verdadero artista no elige loa colores; los colores lo eligen a él.
Sabrina Chakour
COLORES
Lo veo continuamente.
Hace años, también lo veía en mí misma.
Cómo le echamos la culpa de nuestro sufrimiento a eso de ahí fuera.
Y no me refiero solamente a echarle la culpa a otras personas:
Es que mi madre es insoportable...
Es que me ha tocado un jefe imposible...
Es que mi pareja no me comprende...
(Hay ejercicios tremendamente reveladores para estos casos, como comenté hace un tiempo; no dudes en responder a este e-mail si te identificas con este estado y te los reenvío).
También está el echarle la culpa a nuestras circunstancias.
A la vida, tan dura.
Al mundo, tan injusto.
Y así vamos pintando de estos colores grises nuestro mundo: nuestra vida.
"No no, si yo sé que no tengo que echarle la culpa a otras personas".
PERO...
Pero me he quedado sin trabajo.
Pero los políticos han sacado una nueva ley que me complica la vida.
Pero la vida está cada día más cara.
Pero el mundo está lleno de desgracias.
Es que esta enfermedad/la regla/la menopausia me tiene...
Etc.
Que sí. Que no digo que sea fácil, ni mucho menos que no me apene por esas circunstancias duras, distintas y personales en cada caso.
Lo que digo es que quedarnos ahí es quedarnos en estado de IMPOTENCIA.
Lo que digo es que si nos quedamos ahí, nunca saldremos de ahí.
O saldremos "en apariencia":
Menos mal, ya he encontrado trabajo.
Qué bien, ya tengo una nueva pareja.
Bueno, me han dado otras pastillas, a ver si funcionan.
...para un tiempo después, volver a estar en una situación parecida o peor.
¿Por qué?
Tal y como yo lo entiendo, porque no aprendimos lo que teníamos que aprender.
Lo que podríamos haber aprendido.
Yo no sé si realmente la vida está diseñada para que vayamos aprendiendo, evolucionando, como subiendo de nivel en un videojuego o acumulando puntos o sabiduría para acercarnos al Nirvana. No lo sé.
Pero sí sé que para mí tiene sentido.
Sé que esta actitud o forma de vida te dota de sentido.
Llevo ya tantos años concibiendo la vida así, que me parece impensable sufrir alguna calamidad de la vida, grande o pequeña, y no intentar sacar de ello un aprendizaje propio.
Pero veo a tanta gente atascada en sus historias...
Las historias que todos y cada uno de nosotros nos contamos.
Tenemos que saber que son NUESTRAS historias.
No es LA historia.
No lo señalo con acritud: nuestras historias, con todos nuestros sentires, merecen todo el amor y el respeto.
Pero si no nos han conducido a buen lugar, quizás toque revisarlas.
Aunque escueza.
Aunque haya preguntas incómodas.
Aunque nos resistamos y nuestro dedo parezca querer seguir señalando ahí fuera...
Las respuestas están dentro.
Sara Vidal Tanaka - Caminando con Sara
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Tras aquella primera derrota, por todos conocida, en que la tortuga ganó a la liebre porque ésta, confiada en sus facultades, se permitió una siesta en medio de la carrera, la liebre tuvo que decidir, como todos a cada momento, si aprender o no cuanto la vida le había enseñado, en este caso en forma de derrota.
Observó a la tortuga: lenta, pesada, cuerpo y pensamiento espeso, y encolerizada, intentó morderla, pero la tortuga se refugió en su caparazón hasta que la liebre terminó cansada y con sus dientes doloridos... ¿qué hacer?
Tras la rabieta inicial decidió imitar a la tortuga y, partiendo un coco enorme por la mitad se lo ató a la espalda con unas tiras de esparto: "Ahora soy invencible", pensó.
La tortuga, por su parte, consciente de que su victoria había sido fruto más del azar y de la estupidez de la liebre que de sus propios méritos, también decidió imitar a su adversario: cada mañana se levantaba temprano y, tras ingerir todos los frutos dulces a su alcance y permanecer un rato al sol, se lanzaba a entrenarse frenéticamente, llegando a duplicar su velocidad, pero quedando aún muy lejos de la de la liebre.
En esto andaban ambos animales, cada cual con su obsesión por superar al otro cuando, una mañana de otoño, apareció un zorro hambriento. Viendo a la liebre se lanzó hacia ella que, confiando en su nuevo caparazón, se creía invulnerable y apenas se molestó en salir corriendo, lo cual, por otra parte, no era fácil con la pesada e incómoda armadura. Sólo el azar hizo que el primer mordisco del zorro fuera en las correas de esparto, dando así, sin querer, una oportunidad de huir a la liebre, ya desengañada de su absurda estrategia.
No mucho más inteligente fue la reacción de la tortuga que, creyéndose veloz, se limitaba a intentar escapar sin refugiarse en su seguro caparazón. El primer mordisco del zorro la despertó de su sueño y optó, para sobrevivir, por su sistema de defensa habitual.
Maltrechos estaban los ya exadversarios mientras reflexionaban sobre los errores cometidos, y la agilidad mental de uno y la parsimoniosa sensatez del otro fueron suficientes para hacerles comprender que, si en vez de tratar de poseer virtudes y cualidades que la naturaleza no les había dado, unieran los esfuerzos aprovechando las que ya poseían, ambos tendrían más posibilidades se vivir más y mejor.
De esta forma, cuando unas semanas después, volvió el zorro por aquellos parajes, más hambriento si cabe que en la ocasión anterior, la liebre comenzó a huir, pero no en dirección a su madriguera, demasiado alejada, sino hacia donde se encontraba la ya amiga tortuga. Ésta, viéndola llegar, se parapetó completamente en su caparazón, dejando fuera sólo una pata con la que, haciendo palanca, abría una pequeña abertura por la que se coló la liebre bajo ella para refugiarse en una improvisada madriguera. El zorro intentó inútilmente morder el caparazón de la tortuga, lo que no pudo, y darle la vuelta, la única forma de hacerla vulnerable, que tampoco consiguió pues la liebre empujaba con todas sus fuerzas hacia abajo.
Y así sobrevivieron sin ser pareja de hecho ni de derecho, pero siendo amigos de pecho contra pecho ...
Claro que, tanto la liebre como la tortuga poseían una cualidad muy alejada de la naturaleza humana y que tienen todos los seres vivos, esos a los que llamamos irracionales: la facultad de aprender de sus errores.
Ellos, los animales, saben, sin saber, que todos llevamos un zorro dentro al que alimentamos cuando creemos ser lo que no somos, sin importar quien somos y quien creemos ser.
El gran problema de los seres racionales de este planeta es que aún no son lo suficientemente racionales como para aprender dejando de lado su orgullo, aprender en vez de empeñarse en mostrar lo que saben o creen que saben o creen que son, aprender incluso de los seres a los que llaman irracionales.
Nekovidal – nekovidal@gmail.com
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Descubren una proteína que permite rejuvenecer el Cerebro
Una proteína rejuvenece tanto el funcionamiento del cerebro como su aspecto a nivel microscópico.
28 agosto, 2025
En las últimas décadas se han invertido muchos recursos en la investigación de los factores relacionados con el envejecimiento del cerebro y, como consecuencia, el deterioro cognitivo.
Hemos asumido que, de igual forma que sucede con el resto del cuerpo, es inevitable que el cerebro envejezca y poco se puede hacer al respecto. Los esfuerzos se han focalizado en comprender las causas para poder ralentizar dicho deterioro.
La ciencia avanza a gran velocidad y los descubrimientos son cada vez más asombrosos. Un estudio publicado recientemente ha descubierto que una proteína juega un papel clave tanto en el envejecimiento como en revertirlo. A lo largo de este artículo te lo explicamos detalladamente.
¿Es posible revertir el envejecimiento cerebral?
Con el paso del tiempo, perdemos agilidad mental, memoria e incluso algunas de las tareas que antes nos resultaban sencillas se vuelven más complejas. Aunque la ciencia ha invertido muchísimos recursos en intentar frenar este deterioro, la idea de poder revertir la situación parece algo imposible.
Pero, ¿y si no tuviera que ser así? Los investigadores de la Universidad de California en San Francisco han publicado un estudio recientemente que aporta luz en este tema. Este grupo de científicos han identificado una proteína que juega un papel crucial en el proceso de deterioro.
Lo más sorprendente de todo es que observaron que reduciendo los niveles de esta proteína –llamada FTL1– en ratones ancianos estos recuperaban capacidades cognitivas perdidas. De hecho, incluso se restauraron algunas de las conexiones neuronales que se habían deteriorado. Aunque este hallazgo se ha encontrado en roedores, es realmente esperanzador.
El papel del hierro y la proteína FTL1
Los investigadores encontraron esta proteína, la FTL1, al analizar cómo cambian con el tiempo los genes y las proteínas del hipocampo. Es decir, estudiaron tanto a animales jóvenes como a viejos y vieron que lo que había diferente era una mayor presencia de FTL1 en ratones viejos. Del mismo modo, se apreciaron también menos conexiones entre las células cerebrales en el hipocampo y las capacidades cognitivas disminuidas.
Pero, ¿qué papel tiene el hierro en todo este proceso? Las siglas FTL1 corresponden en realidad a la ferritina light chain 1, que se encarga de manejar el hierro en el interior de las células. Si bien es cierto que el hierro es esencial para el correcto funcionamiento del organismo, cuando se acumula en exceso puede provocar daño en los tejidos y oxidación.
Con la edad, el delicado equilibrio de los niveles de hierro en el cerebro puede sufrir alteraciones y esto tiene graves consecuencias. Si aparecen depósitos de hierro que afectan al hipocampo obtenemos alteraciones en el área que se encarga de la memoria y el aprendizaje. Los investigadores observaron que, efectivamente, la presencia de esta proteína tiende a aumentar con la edad en el hipocampo.
Lo que ocurre cuando aumenta la FTL1: un cerebro que envejece antes de tiempo
Para poder comprobar que realmente la FTL1 estaba directamente relacionada con el funcionamiento cerebral, los científicos aumentaron de forma artificial los niveles de esta proteína en los ratones jóvenes. Como consecuencia, tanto los cerebros como el comportamiento de estos ratones empezó a ser más parecido cada vez al de los ratones viejos.
Entre los resultados, se observaron cambios morfológicos importantes a nivel cerebral. Las neuronas de los ratones con los que se había realizado el experimento presentaban menos ramificaciones dendríticas. Esto implica una reducción en la comunicación entre células. Además, también se observó que los ratones con altos niveles de FTL1 no distinguían lo nuevo de lo familiar en las tareas de memoria.
Reducir la FTL1 en cerebros envejecidos y rejuvenecer la memoria
El estudio publicado señala que niveles más altos de FTL1 equivalen a un envejecimiento cerebral acelerado incluso en organismos jóvenes. Sin embargo, este equipo de científicos también aportó mucha esperanza al descubrir que reduciendo los niveles de esta proteína en los ratones ancianos los resultados eran sorprendentemente positivos.
Al disminuir los niveles de FTL1 en el hipocampo de los ratones viejos, estos recuperaron las cualidades perdidas. Por un lado, los ratones obtuvieron mejores resultados en las pruebas de memoria. Por otro lado, se observó el aumento de los niveles de proteínas clave para las sinapsis y, además, la restauración de conexiones sinápticas.
¿Qué papel juega el metabolismo en este proceso?
El equipo de investigadores fue todavía más allá de los cambios estructurales encontrados puesto que querían comprender el mecanismo que subyace en todos estos cambios.
Observaron que en ratones viejos, la FTL1 ralentizaba el metabolismo de las células. Esto quiere decir que los excesos de esta proteína están relacionados con la producción de energía. Cuando hay un exceso de FTL1 se produce un descenso de la molécula que actúa como “gasolina” para las células y, como consecuencia, las funciones de estas células se debilitan.
Además, se dieron cuenta de que si trataban las células del hipocampo con un compuesto que estimula el metabolismo neuronal se podían prevenir los efectos negativos de la proteína FTL1.
¿Qué implicaciones tiene para la neurociencia en el futuro?
Uno de los aspectos más impactantes que se destacan de estos hallazgos es el hecho de que el cerebro de los ratones rejuveneció. Es decir, en este caso no trata de que hayan ralentizado el deterioro, sino que su cerebro volvió a aprender y recordar de forma ágil. Los autores lo definían como “una reversión de las deficiencias”.
Por prometedores y esperanzadores que sean los resultados, no podemos olvidar que se han realizado los experimentos con ratones. Esto implica que todavía queda mucho camino por recorrer y muchos estudios por realizar para poder comprender si todos estos mecanismos también podrían aplicarse en humanos.
Todo esto es necesario para poder determinar si es seguro manipular estos niveles de proteína a nivel cerebral en las personas y cuáles podrían ser los riesgos. En caso de que se los resultados sean aplicables de forma segura en humanos, se abrirían muchas puertas para nuevos tratamientos de enfermedades neurodegenerativas.
Referencias bibliográficas
Remesal, L., Sucharov-Costa, J., Wu, Y., Pratt, K. J. B., Bieri, G., Philp, A., Phan, M., Aghayev, T., White III, C. W., Wheatley, E. G., Zou, B., Desousa, B. R., Couthouis, J., Jian, I. H., Xie, X. S., Lu, Y., Maynard, J. C., Burlingame, A. L., & Villeda, S. A. (2025). Targeting iron-associated protein Ftl1 in the brain of old mice improves age-related cognitive impairment. Nature Aging.
Nerea
Moreno. (2025, agosto 28). Descubren una proteína que permite
rejuvenecer el Cerebro. Portal Psicología y Mente.
https://psicologiaymente.com/neurociencias/descubren-proteina-permite-rejuvenecer-cerebro
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