martes, 21 de junio de 2011

STANISLAV PETROV, EL HOMBRE QUE SALVÓ A LA HUMANIDAD

En 1983, el búnker Serpukhov-15, era el centro de mando de la inteligencia militar soviética, el lugar desde donde se coordinaba la defensa aeroespacial rusa. Su misión era, en plena Guerra Fría, alertar de cualquier ataque, con lo que se iniciaría el proceso para contraatacar con armamento nuclear a su odiado enemigo, los Estados Unidos de América, si éste se atrevía a iniciar un ataque.
El 26 de septiembre de ese año, de repente, una sinfonía de alarmas sonoras y luminosas inundó la sala de mando del búnker: “Camarada Petrov, alerta máxima”, gritó el oficial que se encontraba ante las pantallas del radar.
Petrov dio la primera orden: “Desconecten esas alarmas”. La sala se sumió entonces en un profundo silencio, y en algunos oficiales, los más jóvenes, las primeras gotas de sudor comenzaron a brotar de sus frentes”.
La información emitida por las máquinas, en su frío lenguaje, no dejaba lugar a dudas: un misil balístico intercontinental americano se había lanzado desde la base de Malmstrom (Montana, EEUU) y en veinte minutos alcanzaría la U.R.S.S.
Todas las miradas se dirigían, alternativamente, hacia la pantalla del radar, en la que un minúsculo punto luminoso se desplazaba lentamente hacia el mapa de la Unión Soviética, y hacia la cara tensa del teniente coronel Stanislav Petrov, de cuarenta y cuatro años, que ese día era el oficial de guardia.
Todos sabían que las órdenes eran informar inmediatamente, a fin de lanzar los misiles nucleares de respuesta, y sabían también que esa orden significaría el final de todo: de sus vidas, de la de todos sus seres queridos, de la Unión Soviética, de esa revolución en la que desde niños le habían dicho que vivían, la muerte de cientos o miles de millones de personas, el apocalipsis, la desaparición de la Humanidad.
Petrov, con la mirada clavada en el radar, pensó, sin quererlo, en voz alta, y dijo lo que habría de repetir días después ante sus encolerizados superiores militares: “No puede ser, nunca atacarían con un sólo misil, tiene que ser un error de la computadora”.
A los pocos minutos, otras cuatro señales aparecieron sobre la pantalla, la tensión subió aún más en la sala del búnker, y hasta un joven oficial se atrevió a recordarle a Petrov las órdenes recibidas: “Debemos informar, camarada coronel”.
“Las máquinas se equivocan, respondió Petrov, esperemos unos minutos más”.
Nunca sabremos qué pasó durante esos minutos por la cabeza de Petrov: tal vez simplemente creyó que se trataba de un error de los satélites o las computadoras, como siempre mantuvo, o tal vez pensó, con ese extraño humanismo, tan ruso, que les hace disfrutar por igual del canto, la amistad y el alcohol, que si habría de desaparecer media Humanidad, no había razón para destruir a la otra mitad, sólo por la decisión demencial de algún político. Lo cierto es que nunca sabremos qué pensamientos surcaron su mente durante esos eternos minutos bajo presión.
Finalmente se descubrió que era una falsa alarma, causada por una rara conjunción astronómica entre la red de satélites rusos, la Tierra y el Sol, coincidiendo con el equinocio de otoño.

Este incidente, llamado precisamente así, el Incidente del Equinocio de Otoño, avergonzó a los altos cargos soviéticos, que vieron poner en entredicho la base misma de la Guerra Fría, el miedo mutuo a una mutua destrucción total. Consideraron que el teniente coronel Petrov se equivocó en su decisión, a pesar de haberles salvado la vida a ellos y al resto de la Humanidad, por lo que le castigaron y ocultaron el incidente, hasta ese punto puede llegar la estupidez de la muy mal llamada inteligencia militar.
Cuando le preguntaron porqué no había dado la alarma y la orden de contraataque, Petrov, parapetado en una lógica tan elemental como invulnerable, simplemente, contestó: “La gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles“.
Hoy Stanislav Petrov, de 71 años, sobrevive solo, con una pequeña pensión, en un diminuto apartamento en Friasino, a cuarenta kilómetros Moscú, y no ha habido en toda la Humanidad una sola persona o asociación que haya sabido agradecer y recompensar su actitud fría y humanista a la vez, gracias a la cual nuestra especie, y tantas otras formas de vida, siguen habitando este planeta.
El premio Nobel de la Paz, que nunca hubiera sido más justamente adjudicado de habérsele concedido al ciudadano Petrov, sigue reservado para otros.

Ese 26 de septiembre de 1983, como tantas veces había sucedido antes, y como tantas otras volverá a suceder, un ser humano salvó la vida a otro ser humano, en este caso, a todos ellos, y para hacerlo comprendió que, a veces, sólo hay un camino posible: desobedecer.

Nekovidal 2011 – nekovidal@arteslibres.net

domingo, 12 de septiembre de 2010

AYER, COMO HOY, COMO SIEMPRE . . .




"La juventud actual ama el lujo, es maliciosa, es malcriada, se burla de la autoridad y no tiene ningun respeto por los mayores. Nuestros muchachos de hoy son unos tiranos, que no se levantan cuando un anciano entra a alguna parte, que responden con altanería a sus padres y se complacen en ser gentes de mala fe..."(Sócrates, siglo IV adC)

"Ya no me queda ninguna esperanza respecto al futuro de mi patria si la juventud de hoy toma el poder mañana mismo. Porque esa juventud es terrible, insoportable y sin principios..." (Éxodo, siglo VIII adC)

"Esta juventud actual está podrida hasta el fondo de su corazón. Los jóvenes de hoy son unos perezosos, unos malhechores que jamás serán como la juventud en otros tiempos. La juventud actual no será capaz de asegurar el mantenimiento de nuestra cultura..."(Inscripción de una tabla de arcilla, de hace más de 3000 años, encontrada en Babilonia)

"Vivimos en una época de decadencia. Los jóvenes ya no respetan a sus padres. Son groseros e impacientes. Frecuentan las tabernas y no saben dominarse..."(Encontrado en una tumba egipcia, 40 siglos antes de Cristo)

lunes, 5 de julio de 2010

UNA LOCURA DEMASIADO COTIDIANA

Los gastos en material bélico en todo el mundo totalizaron el año pasado 1,464 billones de dólares (1.464.000.000.000 dólares). La cifra de gasto anual en armamento equivale al 2,4% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y a 217 dólares por cada habitante del planeta, de acuerdo con el SIPRI (Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo).
Durante la Primera Guerra Mundial murieron 8.000.000 de personas; en la Segunda Guerra Mundial el resultado fue de 56.000.000 de muertos, y se calcula en una cifra similar los muertos en otros conflictos bélicos a lo largo del pasado siglo veinte.
Veamos algunos datos comparativos: Un avión bombardero equipado vale lo mismo que:
*El salario de 250.000 maestros durante un año, o
*El coste de construir 30 facultades de ciencias con 1.000 estudiantes cada una, o
*75 hospitales de 100 camas cada uno, completamente equipados, o
*El coste de 50.000 tractores.
Decida usted cuántos aviones bombarderos sobran en el mundo y cuántos hospitales, universidades o tractores faltan . . .
Un sólo portaaviones, el estadounidense Nimitz, ha costado cuatro mil quinientos millones de dólares (4.500.000.000 $). Según los cálculos de Unicef y de otros organismos de Naciones Unidas, con tres portaviones como el Nimitz se podría dar comida y medicinas, durante un año, a todos los niños hambrientos y enfermos del mundo, que están muriendo a un ritmo de 36.000 por día. Dicho de otra manera, el coste de tres portaaviones como el Nimitz equivale, anualmente, a la vida de 13.140.000 niños y todas esas vidas infantiles se podrían salvar cada año usando para ello tan sólo el gasto mundial en armamento de tres días.
Los 1.464.000.000.000 dólares que gastan los gobiernos y ejércitos del mundo en un sólo año, serían suficientes para garantizar que no moriría un sólo niño más en el mundo por hambre o falta de medicinas durante ¡ciento once años!
Mientras tanto la palabra PAZ se queda sólo en eso . . . en una palabra.
Sólo nos resta una pregunta: si viviéramos en una democracia más avanzada, una democracia participativa, como se está comenzando a proponer y aplicar a pequeña escala en algunos puntos del mundo, donde las decisiones más importantes, como declaraciones de guerra o reparto de presupuestos, son decididas mediante votación por todos los ciudadanos: ¿Cuánto tardaría usted en votar la reducción de ese 1% del presupuesto anual en armamento para salvar de la muerte, cada día, a esos 36.000 niños?
Nekovidal – nekovidal@arteslibres.net
 

domingo, 14 de marzo de 2010

LAS REGLAS DEL SER HUMANO



1. Recibirás un cuerpo, te puede gustar o no, pero sácale el máximo partido porque va a estar contigo el resto de tu vida.

2. Aprenderás lecciones. Estás inscrito continuamente en una escuela informal llamada "vida en el planeta Tierra", toda persona o incidente es el maestro universal.

3. No hay errores, sólo lecciones. Crecer es parte del experimentar. Los fracasos son parte igual que los éxitos.

4. Una lección se repite hasta que es aprendida. Es presentada ante ti de varias formas hasta que la aprendes, entonces pasas a la siguiente lección.

5. Si te resistes a aprender una lección, esa lección será cada vez más dura. Tus problemas externos son un reflejo muy preciso de tu estado interno. El dolor es como tu subconsciente te llama la atención. Al principio te susurra, luego te grita. Cuando limpias tus bloqueos internos, tu mundo exterior cambia.

6. Sabrás que has aprendido una lección cuando tus acciones cambian. La sabiduría viene con la práctica. Recuerda, un poco de algo es mejor que mucho de nada.

7. "Alli" no es mejor que "aquí". Cuando tu "allí" se convierte en "aquí" tú simplemente obtienes otro "alli" que parece mejor que "aquí".

8. Los demás son sólo espejos de ti. No puedes amar u odiar algo salvo que refleje algo que amas u odias en ti mismo.

9. Tu vida es cosa tuya. La Vida te da el lienzo, tu haces la pintura. Hay tres tipos de personas, las que hacen que sucedan las cosas, las que miran que ocurre y aquellos que se preguntan que pasó. Toma las riendas de tu vida, o alguien lo hara por ti.

10. Siempre recibes lo que necesitas ( no necesariamente lo que quieres). Tu subconsciente no se equivoca y determina que energias, experiencias y tipo de gente atraes. Asi que la manera infalible de saber que necesitas es mirar y ver que hay en tu vida ahora mismo.

11. No hay bueno o malo, solo hay consecuencias y responsabilidades. Por tanto nadie se libra de nada, todo tiene un valor y un precio, lo pagas ahora o lo pagas después.

12. Tus respuestas están dentro de ti.

13. Tenderás a olvidar todo esto, por eso viene bien un recordatorio.

domingo, 27 de diciembre de 2009

MUSICA PARA LA PAZ


Todos oyeron la nueva música, la que les recordaba que eran mortales y compartían ese miedo, que a todos iluminaba el sol y a todos helaba el frío de la noche, que la misma sangre corría por sus venas, que a todos regalaría la vida un puñado de placeres y dolores, que, irremediablemente, todos tenían el mismo origen y el mismo destino . . . y que nada eran los unos sin los otros.
Oyeron la nueva música, la que habían creado sin querer, entretejiendo el latir acompasado de sus corazones y la diáfana luz de sus frágiles sueños.
La oyeron, la cantaron con una perfección insultante, la disfrutaron, la compartieron y, casualmente, nadie cometió la torpeza de juzgarla. Era la música de la paz.
Nekovidal 2009 – nekovidal@arteslibres.net

jueves, 26 de noviembre de 2009

NO PUEDE SER

NO PUEDE SER
"No hay nadie que haya jamás escrito, o pintado, esculpido, modelado, construido o inventado, a no ser para salir del infierno".
(Antonin Artaud)

Martilleamos la vida con la perseverancia de un creyente y una ingenuidad infantil que deslumbra.
De todo pretendemos hacer un paraiso y en todo hallamos una razón para seguir persiguiéndolo.
En todo nos negamos a la negación, porque la vida es afirmación o no es. Dolor, sinrazón o injusticia se niegan a si mismos ya que nada saben construir o dar, nadan saben crear.
Lo diremos todo, siempre perdidos en sombras que nos sirven de guía.
Somos, sin sospecharlo, constantes creadores de enigmas, forjadores de diminutas ilusiones de poder inimaginable.
Estamos vivos, pero somos, ante todo, supervivientes de la hecatombe cotidiana: el reducido pero creciente grupo de seres que cada día, contra toda duda y todo miedo, se niegan, recurrentemente a decir: “No puede ser” . . . y así creamos, mágicamente, cada día, todo cuanto es.
Nekovidal - 2009 nekovidal@arteslibres.net

martes, 13 de octubre de 2009

NO ME DA LA GANA



El mar de las pasiones humanas
En el mar de las pasiones humanas navegan todo tipo de espíritus y con ellos todo tipo de alegrías y pesares. Todos buscan una isla donde llegar, el reposo de sus penas y algo que alimente sus inquietudes.
Inmersos en la misma tormenta, vemos como unos se hunden mientras otros sobreviven, y no podemos evitar preguntar porqué unos sí y otros no, preguntarnos sobre el inconmensurable conjunto de circunstancias que dan lugar a un hecho u otro.
A la respuesta ocasional a la pregunta permanente, unos llaman dios y ponen un nombre, otros , menos arrogantes, callan.
En el mar de las pasiones humanas incluso los supervivientes tienen cierto aire de náufragos. Algunos, a pesar de todo, se muestran sonrientes, y hasta los espejos dudan de si se trata de una simple sonrisa bobalicona o la luminosa sonrisa de algún buda iluminado.
¿Será acaso que son esos, los que han dicho “no me da la gana” ante tanta sinrazón, ante la reincidente invitación al sufrimiento inútil, los que han descubierto que, al final, riendo o llorando, vencedores o vencidos, en este juego al que llamamos vida, nos van a pagar lo mismo, y es tan sólo nuestra actitud, más o menos abierta o cerrada ante ese juego, la que marca la diferencia entre felicidad y sufrimiento, entre vida o muerte en vida . . .?
Nekovidal - 2009 nekovidal@arteslibres.net