domingo, 2 de noviembre de 2025

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

 


TEMAS TERTULIA 7-11-2025

ENEMIGOS

REMIENDOS



TEMAS TERTULIA 31-10-2025

OLVIDOS

HORMIGAS



OLVIDOS

Olvidamos olvidar


Cuando la felicidad, ocasionalmente, nos sonríe, ni la sabemos apreciar en su frágil y esporádico ser, en su inevitable caducidad, ni la disfrutamos en su efímera grandeza.


No sé de donde viene esa extraña forma que tenemos de sobrellevar la vida, de navegar, sorteando frustraciones e inmersos en las tormentas del tiempo, esa forma tan nuestra de escondernos en las cuevas de las sombras y el miedo, mientras alabamos la belleza de la luz.

No sé de donde viene esa costumbre de naufragar reincidentemente contra cuantos acantilados emocionales vamos encontrando en nuestro camino.


Hoy, la felicidad de ayer ya ha pasado, y es, ya para siempre, tan sólo pasado, mientras que la de mañana, no siendo más que una posibilidad, se transforma en nuestra mente en un imprescindible y continuo ritual de esperanza.


Nunca volverá la nieve que vimos sobre las montañas el pasado invierno, ni las desbocadas ilusiones de la juventud, ni una tarde tan sólo de aquellos mágicos juegos infantiles . . . nunca volverán, aún cuando sean parte indisoluble de nuestro ser.

¿Aprenderemos algún día que el hoy es el ayer de mañana?


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OLVIDOS

Transiciones

Se me escurren entre los dedos
Entre las fibras de mi corazón
Entre las sinapsis de mi mente
Los amigos que quería y quiero

Se me escurren entre las idas y venidas
Entre los minutos del segundero
Entre las camas y los boxes
Los pacientes que cada noche atiendo

Será que no vivo lo suficiente
Cada día que resto en el calendario
No lo sumo en mi memoria
¿Dónde estoy cuando no estoy (en el) presente?

Quería parar
Y me han concedido una parada
Breve -o no-, de duración incierta
Para poder afrontar
Enfrentar
Confrontar
De frente, siempre
El Yo que también se me escurre
Por unos recovecos que ya ni conozco

Ven
Ven un ratito, niña
Ven
Trata de recordar
O sólo imaginar…

Sara Vi Ta

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HORMIGAS

Había una vez una hormiga que no comprendía como funcionaba el mundo de las hormigas, por eso deseaba ser oso hormiguero para devorar a todas sus vecinas.

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ENTREVISTA A JOSÉ MARCELO RUIZ, SOBRE SU LIBRO ‘PRESENCIAS- EN LA AXAXQUÍA’ -.

31 octubre, 2025

JOSÉ MARCELO: » MI LIBRO ES UNA SIMBIOSIS DONDE CONVIVE POESÍA Y PENSAMIENTO».

El poeta y escritor José Marcelo Ruiz publica su último libro, Presencias – en La Axarquía,( Editorial. Libros de la Axarquía), prologado por el director de NOTICIAS 24, Francisco Gálvez. Hemos hablado de su tránsito de la poesía al ensayo, del humanismo que empieza a quedarse huérfano y de muchas cosas más que se ve reflejadas en este libro.


ENTREVISTA REALIZADA POR D. FRANCISCO GÁLVEZ, DIRECTOR DE NOTICIAS 24, .

PREGUNTA.- Su último libro, Presencias (Ed. Libros de la Axarquía) es una novedad en su producción, prácticamente poética hasta ahora, ¿no?

RESPUESTA.- Sí. Surge como una necesidad de expresión al que querer comentar  las obras y el estilo pictórico de artistas plásticos y escultores de la Axarquía. Admiración  que siempre he tenido. Desde mi juventud he conocido y he convivido con ellos. Ya en el poemario Las Visiones de ‘El Carmelo’, incluyo y dedico tres poemas a tres pintores: Francisco Hernández, José Heredia, ‘Cambemba’, Juan Jurado Lorca; donde se identifica la temática del poemario con sus creaciones artísticas.  E, igualmente, supuso un paso del poemario  A la voz sonora del agua, que es dedicado a María Zambrano y que surge de la lectura de sus obras, a la imperiosa necesidad de profundizar en el pensamiento de  Zambrano; y ello condujo a la prosa creativa, manifestada en mis artículos, expresando mi mirada sobre ella para tratar temas de actualidad.

P.- Dígame cómo está estructurado el libro, y qué fin persigue sus análisis sociales

R.– El libro está estructurado por apartados, donde el lector puede elegir y leer la temática que desee: Presencia de María Zambrano’, donde recojo su pensamiento con una visión puesta en la actualidad. ‘Poetas de la luz’, donde  reflejo las cualidades artísticas de  pintores y escultores de la Axarquía. ‘Las miradas de la vida,  en él, acometo los problemas  sociales que nos acechan y esa despersonalización  del ser humano; y siempre con una mirada poética preocupante. ‘Mujer’, en este apartado,  hablo de la relevancia  e importancia de la mujer para la existencia de una sociedad integradora y democrática. Lo hago desde la concepción que aporta María Zambrano, como ‘Persona’, y no cómo un enfrentamiento de géneros. ‘La otra realidad, planteo una reflexión sobre la aparición de la Inteligencia Artificial en nuestra vida. Ha llegado para quedarse. ¿Estamos en sus manos? ¿En un futuro nos sustituirá? ‘En Memoria’, lo dedico a personalidades cercanas con las que he convivido, y han influido en mi vida. ‘Lo que desvela la palabra escrita’, hablo  de escritores y poetas axárquicos., y comento sus obras.


P.- ¿Se puede decir que son reflexiones pasadas por el tamiz de alguien que es poeta en todas sus acciones literarias?

R.– Sí. Es una simbiosis, es una vida en común, donde convive la poesía y el pensamiento. Ambas, poesía y pensamiento están presentes en las reflexiones. Me convierto en un poeta filósofo que busca ‘La Verdad’. La verdad que se oculta en el seno del tiempo. Lo que me preocupa, esencialmente, es lo humano.

P.- ¿Cómo fueron sus inicios en el columnismo? ¿Le costó encontrar el estilo?

R.- Sí.  Mi principal preocupación era conectar con el lector. Dirigirme a un público en general, y no específico como es el de la lectura de poesía. Para ello tenía que adaptarme a una expresión nueva como es el artículo.

 En mis inicios, el director del periódico me dejaba ocupar un espacio amplio, hasta lograr dejarlo en una columna más reducida, donde se concreta. Es una satisfacción haberlo conseguido: adaptarme a la columna y conectar con los lectores. Le agradezco sus sabias atenciones  


P.- Su libro desprende un inconfundible aroma humanista. ¿Hacia dónde cree que se encamina la humanidad éticamente?

R.-  Esa concepción humanista de que, ante todo, ‘somos hijos del mundo’, y pertenecemos a un planeta que debemos cuidar. Dicha concepción no se cumple, porque se da una globalidad económica, pero no  existe una unidad socio-política que aglutinen a las naciones para atender los problemas y necesidades, esencialmente, humanos. Lo triste es que las naciones se unen en bloques económicos que, además, están enfrentados.

 Toda sociedad que se precie y quiera aspirar a una buena convivencia social y política, debe imperar, ante todo, la ética. Porque la ética es la ‘razón de ser’ para mantener los valores humanos. Es triste que se imponga ‘el ego’ de la economía, que trae como consecuencia una ‘despersonalización del ser humano, que conduce hacia una deshumanización.  

P.- En su libro aparecen escritores, filósofos, pintores… ¿Es la cultura el fin último de una sociedad mejor?

R.- Sí,  la cultura es  el medio que contribuye a crear una sociedad mejor. El problema reside en que se habla de ella, acogiéndose  a una concepción abstracta sobre qué es cultura;  pero no se lleva a la ‘praxis’. Es decir, no se  reconoce  ni se aplica su finalidad: lo que es y puede hacer la cultura para el bienestar de la sociedad. Esto me preocupa, y procuró implicarme.

Es muy necesario enfrentarse a las amenazas que la cultura padece, y evitar utilizarla como ganancias; con una concepción de entretenimiento y mercantilista. 

P.- Ha sido pregonero recientemente de la Quema de la Algarrobo y acaba de sacar un nuevo libro. ¿Qué proyectos se trae ahora entre manos?

R.–  Seguir escribiendo la columna, y colaborar con las revistas literarias y de pensamiento; poner mi ‘granito de cal y arena’ apoyando la cultura, a los poetas, escritores, artistas… Publicar los trabajos que tengo pendientes: cuentos, poemarios, letras de flamenco, ensayos… Doy las gracias a mi pueblo, Algarrobo, por implicarme en el pregón, hacerme sentir orgulloso de ‘ser tiznao’.

Esta entrevista se ha publicado en NOTICIAS 24 -DIGITAL , el 30 de octubre de 2025. Mi agradecimiento personal al director del medio D. francisco Gálvez por su interés por los temas de cultura, de opinión y pensamiento.


https://josemarcelopoeta.wordpress.com/2025/10/31/entrevista-a-jose-marcelo-ruiz-sobre-su-libro-presencias-en-la-axaxquia/



domingo, 26 de octubre de 2025

 VOCES entre VOCES

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LA PRIMERA VÍCTIMA DE LA GUERRA ES SIEMPRE LA VERDAD.

 

729 ES EL CÓDIGO COMERCIAL DE ISRAEL, TODOS LOS CÓDIGOS DE BARRAS DE LOS  PRODUCTOS QUE EXPORTAN EMPIEZAN POR ESE NÚMERO.
ADEMÁS, RECIENTEMENTE UN GRUPO FINANCIERO ISRAELÍ HA COMPRADO UNA GRAN PARTICIPACIÓN DE CARREFOUR.
LA CAUSA ÚLTIMA DE LAS GUERRAS SIEMPRE ES LA CODICIA, EL DINERO, NO COMPRES PRODUCTOS DE ISRAEL MIENTRAS SEA UN ESTADO GENOCIDA.

5 poemas de Los demonios de la melancolía, de Francisco Bejarano

09 Oct 2025 Laura di Verso

 

Francisco Bejarano es uno de los poetas más importantes de la generación del 70, como sin duda está demostrando el paso del tiempo. De ahí que la editorial Renacimiento publique esta antología en edición de Fernando Taboada.

En Zenda ofrecemos cinco poemas de Los demonios de la melancolía (Renacimiento), de Francisco Bejarano.

***

SUMISIÓN

Sabe el tigre la muerte y la respeta
porque alimenta su ancestral codicia.
Conoce el mar, la selva, y me ha mirado.

No lo conozco yo, pero lo intuyo
tras la cortina del salón. El brillo
de sus ojos, el roce de su piel,
su leve paso siento si se acerca.

No sabe que le espero prevenido
–conoce su defensa cada vida–,
ni en los días hermosos, ni en la luz
olvidaré el terror de su existencia.

Volverá, sé que un día volverá.
Las cicatrices hablan por mí desde este lado.

***

AMAR ES BIEN

Toda la soledad acumulada
en el mundo interior, como un estanque
de innumerables peces recorrido,
deja mucha ternura a mi cuidado.

Íntimos paraísos, resonancias
graves, incertidumbres me poblaron,
cuando mis ojos eran infinitos
fondos, donde tu ser permanecía.

Y llegué a ti desde el dolor de otros,
de una tierra insegura. Estoy aquí
de víctima admirada, aún no prevista
la claridad que del placer emerge.

Pero amar es un don. Me delimita
tu voz, en ti revivo. No me esperes
en otra noche que cumplida clama.
Amar es bien y en ese bien resisto.

***

DESENCANTO

Es cierta la nostalgia. Las distantes
historias recobradas nunca extinguen
el deseo imposible de retorno.
La distancia jamás es suficiente,
el tiempo pasa, eternamente pasa.
La muerte se presenta a nuestros ojos
como absoluto olvido. Pero ¿dónde
los minutos intensos que esperaba,
como un hálito vivo, como un mundo
tenaz en no morir y sucederse?

No es posible vivir sin lamentarlo.

***

LA CASA

Una dulce penumbra, un fino aroma
queda en la casa desde que te fuiste.
Si tu presencia existe en los recuerdos
antes que la diluya otro perfume,
lo sabré cuando el tiempo me consuele.
¡Qué soledad cuando la luz apago!

Dijiste adiós como si fuera tarde.
—¿Cierro la puerta? —Sí, ciérrala, dije,
para que aires intrusos no destruyan
el suave calor que me has dejado
y que los dos sabemos en secreto.
¡Qué extraño es el silencio de la ausencia!

Ya nos veremos. —Sí, ya nos veremos.
Aquí me encontrarás, en la penumbra,
confundido en las luces de la tarde.
Mañana de tu voz quedará un eco.
Falta menos para morir, si muerte
no es oír el silencio de la casa.

***

LOS DÍAS DISTINTOS

Hay una vida humana no exigente:
todos los días iguales y distintos
disfrutamos del alma de las horas.
La rutina no es la monotonía
ni el mal de pobres del aburrimiento.
Leemos a diario, no lo mismo,
oímos luego música infrecuente,
después tomar el sol, dar un paseo
y, ya al atardecer, una visita,
una conversación inteligente,
quizá una confesión entre dos luces.
Antes de ir a dormir, una película
donde aparezcan muertos inmortales.

Tal vez este poema sea un atajo
pero es la salvación particular.

***

ENCUENTRO

Cada tarde aparece surgido de lo oscuro
o de algún resplandor que desconozco.
Con sus ojos de humo pasa sobre las piedras.

Va hacia bosques y ríos. Su hermosura
huyendo va de alcobas solitarias
o de sucios desvanes sin espejos.

Busca manos y rostros. Busca cuerpos que existen
al frescor de los árboles.
Vagamente conoce; desde la soledad
todo fulgor es único.

Alcanzable y bellísimo
atraviesa el invierno y la ciudad en sombras.
Nunca podrá volver; pero su aliento
empaña los cristales.

Y su aroma.

—————————————

Autor: Fernando Bejarano. Título: Los demonios de la melancolía. Editorial: Renacimiento. VentaTodos tus libros.

BIO

Francisco Bejarano nació en Jerez en 1945. Ha publicado los libros de poesía Transparencia indebida (1977), Recinto murado (Renacimiento, 1980), Elogio de la piedra (1981), Las tardes (Renacimiento, 1988), Antología (1929-1987) (1990), El regreso (Renacimiento, 2002), Un juego peligroso (Antología poética 1977-2002) (2011) y Contra el júbilo (Renacimiento, 2024). En prosa es autor de Las estaciones (1998) y Consolación de melancólicos (2000). Ha publicado la recopilación de artículos costumbristas de crítica social La torre de marfil (Renacimiento, 1991) y el ensayo Manual del lector y escritor modernos (Renacimiento, 1999). Por Las tardes obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1989. Por sus artículos periodísticos ha recibido los premios «Julio Camba» y «José María Pemán». Está incluido en las más importantes antologías de poesía contemporánea y ha sido traducido al italiano, francés, inglés y alemán. Aparte de su labor creativa, ha sido director de las revistas literarias Fin de Siglo y Contemporáneos.

https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-los-demonios-de-la-melancolia-de-francisco-bejarano/

TEMAS TERTULIA 31-10-2025

OLVIDOS

HORMIGAS

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.



TEXTOS TERTULIA 24-10-2025

FAVORES

REALIDADES

MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

Colaboración gráfica: Victoria Blanco.

FAVORES

POR FAVOR

Por favor, habla bajo para que pueda escucharte, no me grites, me vuelvo sordo.

Por favor, no te pongas en mi lugar, no podrás, pero es muy bonito que lo intentes.

Por favor, cambia las duras certezas por las blandas dudas, obtendrás más saber.

Por favor, intenta comprender antes de condenar.

Por favor, no me regales cosas, regálame ilusiones.

Por favor, no degrades tu vida siguiendo líderes, todos tenemos algo que aprender y enseñar.

Por favor, no me vendas tus sueños, dime cuales podemos construir juntos.

Por favor, trátame con el respeto que quisieras recibir y dime sincera y claramente cuando creas que yo no lo hago.

Por favor, no te atormentes por aquello que no puedes cambiar, haz cuanto puedas y respira tranquilo. Al final del viaje, el precio del billete es el mismo para todos.

Por favor, no creas verdades absolutas las fantasías y leyendas creadas por otros, tú tienes tus propios mitos, ni mejores ni peores, pero dignos de compartirse.

Por favor, arranca una sonrisa de donde no la hay, así sabré apreciar tu arte.

Por favor, no sospeches que sospecho que puedes sospechar de mi, no te creas que creo lo que tú crees que creo, simplemente, pregunta.

Por favor, comparte lo que sabes, yo haré lo mismo y así ambos seremos más grandes.

Por favor, róbale un amanecer infinito a cada mañana, en lo que pueda, te encubriré.

Por favor, ponle la zancadilla a las prisas, no te llevarán a ninguna parte.

Por favor, vibra con la música, las letras, el juego, demuéstrale a la vida que eres dign@ de estar aquí.

Por favor, date, dame, démonos una oportunidad, todos la merecemos.

Por favor, no vendas baratos tus sueños.

Por, favor, vive y deja vivir.


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REALIDADES

¿Cómo distinguir "qué soy" realmente, 
de "qué creo que soy pero en realidad no s
oy"?

Con esta pregunta me despedía en el último correo.

Seguro que hay muchas opiniones, pero una primera respuesta bastante obvia es: a través del 
autoconocimiento.

Bastante obvio pero quizás menos frecuente de lo que nos gustaría.

¿Qué 
ingredientes más prácticos podrían sernos de utilidad?

  1. Duda.

  2. Responsabilidad.

  3. Prueba y error: zona de (dis)confort.

  4. Beneficios ocultos.

  5. Paz.

Hoy te desarrollo el primer punto con más detalle:

En primer lugar, tenemos que 
entrenar el músculo de la DUDA.

Esto NO significa vivir continuamente en duda, en inseguridad, en incertidumbre o la indecisión.


"Ponerlo todo en duda"
 no significa "vivir en duda continua".

Yo puedo dar por sentado que soy heterosexual, por ejemplo.

Pero al menos una vez en la vida, podría preguntármelo realmente: 
"¿Soy heterosexual, homosexual, bisexual (o cualquier otra posibilidad)?"

Me lo pregunto. Lo reflexiono. Valoro mi primera respuesta (si me nace en menos de un segundo, probablemente sea más una reacción automática que una respuesta libre), la dejo aparcada a un lado; valoro las alternativas. Observo cómo me siento. Llego a una conclusión.

Ésa es mi respuesta. Ésa es mi certeza, a día de hoy.

¿Podrá cambiar en el futuro?

Puede.

Pero al menos sabré que, a priori, NO será fruto de un patrón automático, de algo que doy por hecho, de algo que quizás di por sentado hace 30 años y luego nunca me he parado a pensar sobre ello.

Quien habla de orientación sexual, habla de cualquier otro tipo de creencia de identidad: cualquier frase que empiece por 
"Yo soy ..."

"Es que siempre he sido así"
 no es un buen argumento, por cierto.

"Siempre" puede ser desde que tienes memoria. Pero eso NO es "siempre".

Por otra parte, que algo "siempre" haya sido así (a escala de una vida humana, o de la historia de la humanidad) puede ser un factor a tener en cuenta.

Pero nunca es 
per se una justificación suficiente para seguir perpetuando algo.

¿Qué dudas nacen en tu interior
sobre las historias que te cuentas acerca de ti mismo?

El próximo día te hablo del segundo punto, un tema que me encanta.

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REALIDADES

¿Y si no fuera yo?
Y si saliera de mi cuerpo
Y si bañara mi cabello en lágrimas
¿Un intercambio?
Las muletas de mi infancia
Por el único bastón de su senectud
No hay negocios justos en la vida
La justicia la inventó un hombre
Que decidió creer en la ceguera
Que decidió creer que el karma necesitaba ayuda
Que decidió creer que el universo no se ordena solo
Este es mi negocio:
¿Cuándo voy a empezar a tallar su bastón?
¿Debo pensar en mi muleta como referencia?
No
Dolor, ojalá fuera de caminar
Dureza, ojalá fuera la mirada
Pero es el corazón, siempre el corazón
Otro paso, otro pasito
Más cerca de la tierra
Y yo aquí, gubia en mano
-Mentira, aún no la he comprado-
Y yo aquí, mirando el bosque
Buscando un árbol adecuado
Para tallar su bastón

Sara Vi Ta

https://iderinaweb.wordpress.com



MICRORRELATOS, AFORISMOS Y OTRAS COSAS DE LOS PAPALAGUI.

¿Estamos viviendo en una era dorada de la estupidez?

  • Desde los vídeos 'brain rot' hasta la inquietante inteligencia artificial, cada avance tecnológico parece dificultar el trabajo, la memoria, el pensamiento y el funcionamiento independiente

Al entrar en el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos, el futuro parece un poco más cercano. Las vitrinas exhiben prototipos de creaciones extrañas y maravillosas, desde diminutos robots de escritorio hasta una escultura surrealista creada por un modelo de inteligencia artificial al que se le pidió que diseñara un juego de té hecho con partes del cuerpo. En el vestíbulo, un asistente de clasificación de residuos con inteligencia artificial llamado Oscar te indica dónde colocar tu taza de café usada. Cinco pisos más arriba, la investigadora científica Nataliya Kosmyna ha estado trabajando en interfaces cerebro-ordenador portátiles que espera que algún día permitan a las personas que no pueden hablar, debido a enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica, comunicarse utilizando su mente.

Kosmyna dedica gran parte de su tiempo a leer y analizar los estados cerebrales de las personas. Otro proyecto en el que está trabajando es un dispositivo portátil —un prototipo que parece unas gafas— que puede detectar cuándo alguien se está confundiendo o perdiendo la concentración. Hace unos dos años, comenzó a recibir correos electrónicos inesperados de desconocidos que le contaban que habían empezado a utilizar grandes modelos de lenguaje como ChatGPT y que sentían que su cerebro había cambiado como resultado. Sus recuerdos no parecían tan buenos, ¿era eso posible?, le preguntaban. A la propia Kosmyna le había sorprendido lo rápido que la gente había empezado a confiar en la IA generativa. Se dio cuenta de que sus compañeros de trabajo utilizaban ChatGPT en el trabajo, y las solicitudes que recibía de investigadores que esperaban unirse a su equipo empezaron a parecer diferentes. Sus correos electrónicos eran más largos y formales y, a veces, cuando entrevistaba a los candidatos en Zoom, notaba que hacían pausas antes de responder y miraban hacia otro lado. Se preguntaba, sorprendida, si estaban utilizando la IA para ayudarse. Y si estaban utilizando la IA, ¿hasta qué punto entendían las respuestas que daban?

Junto con algunos colegas del MIT, Kosmyna puso en marcha un experimento en el que se utilizaba un electroencefalograma para monitorizar la actividad cerebral de las personas mientras escribían ensayos, ya fuera sin ayuda digital, con la ayuda de un motor de búsqueda en Internet o con ChatGPT. Descubrió que cuanto más ayuda externa tenían los participantes, menor era su nivel de conectividad cerebral, por lo que aquellos que utilizaban ChatGPT para escribir mostraban una actividad significativamente menor en las redes cerebrales asociadas al procesamiento cognitivo, la atención y la creatividad.

En otras palabras, independientemente de lo que las personas que utilizaban ChatGPT sintieran que estaba pasando dentro de sus cerebros, los escáneres mostraban que no estaba ocurriendo gran cosa.

A los participantes en el estudio, todos ellos matriculados en el MIT o en universidades cercanas, se les preguntó, justo después de entregar su trabajo, si podían recordar lo que habían escrito. «Casi nadie del grupo de ChatGPT pudo citar nada», dice Kosmyna. «Eso era preocupante, porque acababas de escribirlo y no recordabas nada».

Kosmyna tiene 35 años, viste a la moda con un vestido camisero azul y un collar grande y multicolor, y habla más rápido de lo que la mayoría de la gente puede pensar. Según observa, escribir un ensayo requiere habilidades que son importantes en nuestra vida en general: la capacidad de sintetizar información, considerar perspectivas contrapuestas y construir un argumento. Estas habilidades se utilizan en las conversaciones cotidianas. «¿Cómo vas a lidiar con eso? ¿Vas a decir algo como: 'Eh... ¿puedo mirar mi teléfono?», dice.

El experimento fue pequeño (54 participantes) y aún no ha sido revisado por pares. Sin embargo, en junio, Kosmyna lo publicó en línea, pensando que otros investigadores podrían encontrarlo interesante, y luego siguió con su día, sin saber que acababa de crear un frenesí mediático internacional.

Además de las solicitudes de los periodistas, recibió más de 4000 correos electrónicos de todo el mundo, muchos de ellos de profesores estresados que sienten que sus alumnos no están aprendiendo adecuadamente porque utilizan ChatGPT para hacer sus deberes. Les preocupa que la IA esté creando una generación capaz de producir trabajos aceptables, pero sin conocimientos útiles ni comprensión de la materia.

Según Kosmyna, el problema fundamental es que, tan pronto como aparece una tecnología que nos facilita la vida, estamos evolutivamente preparados para utilizarla. «A nuestro cerebro le encantan los atajos, está en nuestra naturaleza. Pero el cerebro necesita fricción para aprender. Necesita tener un reto».

Si el cerebro necesita fricción, pero también la evita instintivamente, es interesante que la promesa de la tecnología haya sido crear una experiencia de usuario «sin fricciones», para garantizar que, siempre que pasemos de una aplicación a otra o de una pantalla a otra, no encontremos resistencia. La experiencia de usuario sin fricciones es la razón por la que, sin pensarlo, descargamos cada vez más información y trabajo en nuestros dispositivos digitales; es la razón por la que es tan fácil caer en los agujeros negros de Internet y tan difícil salir de ellos; es la razón por la que la IA generativa ya se ha integrado tan completamente en la vida de la mayoría de las personas.

Sabemos, por nuestra experiencia colectiva, que una vez que te acostumbras a la ciberesfera hipereficiente, el mundo real, lleno de fricciones, resulta más difícil de manejar. Así que evitas las llamadas telefónicas, utilizas las cajas automáticas, lo pides todo desde una aplicación; recurres a tu teléfono para hacer los cálculos que podrías hacer de cabeza, para comprobar un dato antes de tener que rebuscarlo en tu memoria, para introducir tu destino en Google Maps y viajar de A a B con el piloto automático. Quizás dejas de leer libros porque mantener ese tipo de concentración te parece una fricción; quizás sueñas con tener un coche autónomo. ¿Es este el amanecer de lo que la escritora y experta en educación Daisy Christodoulou denomina una «sociedad estúpida», un paralelo a una sociedad obesógena, en la que es fácil volverse estúpido porque las máquinas pueden pensar por ti?

La inteligencia humana es demasiado amplia y variada como para reducirla a palabras como «estúpida», pero hay señales preocupantes de que toda esta comodidad digital nos está costando muy cara. En los países económicamente desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las puntuaciones de Pisa, que miden la lectura, las matemáticas y las ciencias de los jóvenes de 15 años, tendieron a alcanzar su máximo alrededor de 2012. Si bien a lo largo del siglo XX las puntuaciones de CI aumentaron a nivel mundial, quizás debido a un mejor acceso a la educación y a una mejor nutrición, en muchos países desarrollados parecen haber disminuido.

La inteligencia humana es demasiado amplia y variada como para reducirla a palabras como 'estúpida', pero hay señales preocupantes de que toda esta comodidad digital nos está costando muy cara

La caída de las puntuaciones en las pruebas y el CI es objeto de un acalorado debate. Lo que es más difícil de discutir es que, con cada avance tecnológico, profundizamos nuestra dependencia de los dispositivos digitales y nos resulta más difícil trabajar, recordar, pensar o, francamente, funcionar sin ellos. «Solo los desarrolladores de software y los traficantes de drogas llaman a la gente usuarios», murmura Kosmyna en un momento dado, frustrada por la determinación de las empresas de inteligencia artificial de impulsar sus productos al público antes de que comprendamos plenamente los costes psicológicos y cognitivos.

En el mundo online, en constante expansión y sin fricciones, tú eres ante todo un usuario: pasivo, dependiente. En la era naciente de la desinformación y los deepfakes generados por la IA, ¿cómo mantendremos el escepticismo y la independencia intelectual que necesitaremos? Cuando aceptemos que nuestras mentes ya no nos pertenecen, que simplemente no podemos pensar con claridad sin la ayuda de la tecnología, ¿cuántos de nosotros quedarán para resistir?

Si empiezas a decirle a la gente que te preocupa lo que las máquinas inteligentes están haciendo a nuestros cerebros, corres el riesgo de que, en un futuro no muy lejano, todo el mundo se ría de lo anticuado que eres. Sócrates temía que la escritura debilitara la memoria de las personas y fomentara solo una comprensión superficial: no la sabiduría, sino «la presunción de sabiduría», un argumento que se asemeja mucho a muchas críticas a la IA. Lo que ocurrió en cambio fue que la escritura y los avances tecnológicos que le siguieron —la imprenta, los medios de comunicación, la era de Internet— hicieron que cada vez más personas tuvieran acceso a más información. Más personas podían desarrollar grandes ideas y compartirlas más fácilmente, lo que nos hizo más inteligentes e innovadores, tanto a nivel individual como colectivo.

Después de todo, la escritura no solo cambió la forma en que accedemos y retenemos la información, sino que también cambió nuestra forma de pensar. Una persona puede realizar tareas más complejas con un cuaderno y papel a mano que sin ellos: la mayoría de las personas no pueden calcular 53.683 dividido por 7 en su cabeza, pero podrían intentar hacer una división larga en papel. No podría haber dictado este artículo, pero escribir me ayudó a organizar y aclarar mis pensamientos. Como seres humanos, somos muy buenos en lo que los expertos denominan «descarga cognitiva», es decir, utilizar nuestro entorno físico para reducir nuestra carga mental, lo que a su vez nos ayuda a realizar tareas cognitivas más complejas. Imagínese lo difícil que sería funcionar cada día sin un calendario o recordatorios en el teléfono, o sin Google para recordar todo por usted. En el mejor de los casos, las personas inteligentes que trabajan en colaboración con máquinas inteligentes lograrán nuevas hazañas intelectuales y resolverán problemas difíciles: ya estamos viendo, por ejemplo, cómo la IA puede ayudar a los científicos a descubrir nuevos medicamentos más rápidamente y a los médicos a detectar el cáncer de forma más temprana y eficaz.

La complicación es que, si la tecnología realmente nos está haciendo más inteligentes, convirtiéndonos en máquinas eficientes de procesamiento de información, ¿por qué pasamos tanto tiempo sintiéndonos tontos?

El año pasado, «brain rot» (pudrición cerebral) fue nombrada palabra del año por Oxford University Press, un término que captura tanto la sensación específica de estupidez que nos invade cuando pasamos demasiado tiempo navegando por basura en Internet como el contenido corrosivo y agresivamente tonto en sí mismo, los memes sin sentido y el galimatías de la IA. Cuando sostenemos nuestros teléfonos, en teoría tenemos la mayor parte del conocimiento acumulado del mundo al alcance de la mano, así que ¿por qué pasamos tanto tiempo arrastrando nuestros ojos por basura?

Una de las cuestiones es que nuestros dispositivos digitales no han sido diseñados para ayudarnos a pensar de forma más eficiente y clara; casi todo lo que encontramos en Internet ha sido diseñado para captar y monetizar nuestra atención. Cada vez que coges el teléfono con la intención de realizar una tarea sencilla, discreta y potencialmente enriquecedora, como consultar las noticias, tu cerebro primitivo de cazador-recolector se enfrenta a una industria tecnológica multimillonaria dedicada a desviarte de tu objetivo y mantener tu atención, pase lo que pase. Para ampliar la metáfora de Christodoulou, del mismo modo que una de las características de una sociedad obesogénica son los desiertos alimentarios —barrios enteros en los que no se puede comprar comida saludable—, gran parte de Internet son desiertos informativos, en los que el único alimento disponible para el cerebro es basura.

Del mismo modo que en una sociedad obesogénica hay desiertos alimentarios —barrios enteros en los que no se puede comprar comida saludable—, gran parte de Internet son desiertos informativos, en los que el único alimento disponible para el cerebro es basura

A finales de los años 90, la consultora tecnológica Linda Stone, que trabajaba como profesora en la Universidad de Nueva York, se dio cuenta de que sus alumnos utilizaban la tecnología de forma muy diferente a sus colegas de Microsoft, donde también trabajaba. Mientras que sus colegas de Microsoft eran disciplinados a la hora de trabajar con dos pantallas —una para el correo electrónico, por ejemplo, y otra para Word o una hoja de cálculo—, sus alumnos parecían intentar hacer 20 cosas a la vez. Acuñó el término «atención parcial continua» para describir el estado estresante e involuntario en el que a menudo nos encontramos cuando intentamos alternar entre varias actividades que exigen un gran esfuerzo cognitivo, como responder a correos electrónicos mientras estamos en una llamada de Zoom. Cuando oí por primera vez este término, me di cuenta de que, como la mayoría de las personas que conozco, vivo la mayor parte de mi vida en un estado de atención parcial continua, ya sea mirando con culpa mi teléfono cuando debería estar jugando con mis hijos, o distraída incesantemente por mensajes de texto y correos electrónicos cuando intento escribir, o tratando de relajarme mientras veo Netflix y simultáneamente hago la compra online, preguntándome por qué me siento tan relajada como una cena recalentada en el microondas.

La multitarea digital nos hace sentir productivos, pero a menudo es una ilusión. «Tienes la falsa sensación de estar al tanto de todo sin llegar nunca al fondo de nada», me dice Stone. También te hace sentir permanentemente nervioso: un estudio que realizó reveló que el 80% de las personas experimentan «apnea de pantalla» cuando revisan sus correos electrónicos: se quedan tan atrapadas en las interminables notificaciones que se olvidan de respirar correctamente. «Tu sistema de lucha o huida se regula al alza, porque estás constantemente tratando de estar al tanto de todo», dice, y esta hipervigilancia tiene un coste cognitivo: nos hace más olvidadizos, peores a la hora de tomar decisiones y menos atentos.

La multitarea digital te da una falsa sensación de tener todo bajo control sin llegar nunca al fondo de nada

Linda Stone — profesora en la Universidad de Nueva York

La atención parcial continua ayuda a explicar tanto el deterioro cerebral como el estado mental —porque ¿qué es sino una sobrecarga cognitiva, el punto en el que dejas de resistirte al aluvión de distracciones digitales y permites que tu cerebro descanse en las cálidas y turbias aguas de Internet?— como la existencia misma de la basura online. Al fin y al cabo, lo que importa a las empresas tecnológicas desde el punto de vista financiero no es que quieras leer lo que estás leyendo, o que te encante lo que escuchas o lo que estás viendo, sino que no quieras o no puedas alejarte. Por eso los servicios de streaming como Netflix producen películas insulsas y formulistas que se etiquetan eufemísticamente como «visionado casual» y están diseñadas literalmente para espectadores que no están realmente viendo, y las listas de reproducción de Spotify están llenas de música genérica de archivo de artistas falsos, para proporcionar música de fondo, ambientes «Chill Out» o «Party», para oyentes que no están realmente escuchando. En resumen, el Internet moderno no te convierte necesariamente en un idiota, pero sin duda te prepara para actuar como tal.

En este clima es donde ha llegado la IA generativa, con una oferta totalmente novedosa. Hasta hace poco, solo se podía externalizar el recuerdo y parte del procesamiento de datos a la tecnología; ahora se puede externalizar el propio pensamiento. Dado que pasamos la mayor parte de nuestra vida sintiéndonos sobreestimulados y agotados, no es de extrañar que muchos hayan aprovechado la oportunidad de dejar que un ordenador haga más cosas que antes hacíamos nosotros mismos, como escribir informes de trabajo o correos electrónicos, o planificar unas vacaciones. A medida que pasamos de la era de Internet a la era de la IA, lo que consumimos no solo es información cada vez más de bajo valor y ultraprocesada, sino también información que está esencialmente predigerida, presentada de una manera diseñada para eludir funciones humanas importantes, como evaluar, filtrar y resumir información, o considerar realmente un problema en lugar de limitarse a la primera solución que se nos presenta.

Michael Gerlich, director del Centro de Prospectiva Corporativa Estratégica y Sostenibilidad de la SBS Swiss Business School, comenzó a estudiar el impacto de la IA generativa en el pensamiento crítico porque observó que la calidad de los debates en el aula había disminuido. A veces proponía a sus alumnos un ejercicio en grupo y, en lugar de hablar entre ellos, se quedaban sentados en silencio, consultando sus ordenadores portátiles. Habló con otros profesores, que habían observado algo similar. Gerlich realizó recientemente un estudio en el que participaron 666 personas de diferentes edades y descubrió que quienes utilizaban la IA con más frecuencia obtenían puntuaciones más bajas en pensamiento crítico. (Como él mismo señala, hasta la fecha su trabajo solo proporciona pruebas de una correlación entre ambos: es posible que las personas con menor capacidad de pensamiento crítico sean más propensas a confiar en la IA, por ejemplo).

Al igual que muchos investigadores, Gerlich cree que, si se utiliza de la manera adecuada, la IA puede hacernos más inteligentes y creativos, pero la forma en que la mayoría de la gente la utiliza produce trabajos insulsos, poco imaginativos y cuestionables desde el punto de vista factual. Una de las preocupaciones es el llamado «efecto de anclaje». Si se plantea una pregunta a la IA generativa, la respuesta que da lleva al cerebro por un camino mental determinado y hace que sea menos probable que se consideren enfoques alternativos. «Siempre utilizo el ejemplo siguiente: imagina una vela. Ahora, la IA puede ayudarte a mejorar la vela. Será la más brillante que haya existido jamás, durará más tiempo, será muy barata y tendrá un aspecto increíble, pero nunca se convertirá en una bombilla», afirma. Para pasar de la vela a la bombilla se necesita a una persona con capacidad de pensamiento crítico, alguien que pueda adoptar un enfoque caótico, desestructurado e impredecible para resolver problemas. Cuando, como ha ocurrido en muchos lugares de trabajo, las empresas implementan herramientas como el chatbot Copilot sin ofrecer una formación adecuada en IA, corren el riesgo de crear equipos de fabricantes de velas aceptables en un mundo que exige bombillas de alta eficiencia.

También existe la cuestión más importante de que los adultos que utilizan la IA como atajo se han beneficiado al menos de haber pasado por el sistema educativo en los años anteriores a que fuera posible conseguir un ordenador que escribiera los deberes por ellos. Una reciente encuesta británica reveló que el 92% de los estudiantes universitarios utilizan la IA y que alrededor del 20% la han utilizado para escribir toda o parte de una tarea. En estas circunstancias, ¿cuánto están aprendiendo? ¿Siguen las escuelas y universidades estando preparadas para formar pensadores creativos y originales que construyan sociedades mejores y más inteligentes, o el sistema educativo va a producir autómatas sin mente, crédulos y escritores de ensayos de IA?

Hace algunos años, Matt Miles, profesor de psicología en un instituto de Virginia (Estados Unidos), fue enviado a un programa de formación sobre tecnología en las escuelas. A los profesores se les mostró un vídeo en el que una estudiante es sorprendida mirando su teléfono durante las clases. En el vídeo, ella levanta la vista y dice: «Creéis que solo estoy en TikTok o jugando. En realidad, estoy en una sala de investigación hablando con un investigador del agua de Botsuana para un proyecto».

«Es ridículo. Se lo enseñas a los niños y todos se ríen, ¿verdad?», dice Miles. Alarmados por la desconexión entre la visión que tienen los responsables políticos de la tecnología en la educación y lo que los profesores veían en las aulas, en 2017 Miles y su colega Joe Clement, que enseña economía y gobierno en el mismo instituto, publicaron Screen Schooled, un libro en el que se argumentaba que el uso excesivo de la tecnología está embruteciendo a los niños. Desde entonces, se han prohibido los teléfonos inteligentes en sus aulas, pero los alumnos siguen trabajando con sus ordenadores portátiles. «Un niño nos dijo algo que me pareció muy perspicaz: 'Si me veis con el teléfono, hay un 0% de posibilidades de que esté haciendo algo productivo. Si me veis con el ordenador portátil, hay un 50% de posibilidades», cuenta Miles.

Hasta la pandemia, muchos profesores se mostraban «acertadamente escépticos» sobre los beneficios de introducir más tecnología en las aulas, observa Faith Boninger, investigadora de la Universidad de Colorado, pero cuando los confinamientos obligaron a las escuelas a pasar a la enseñanza online, se creó una nueva normalidad y las plataformas tecnológicas educativas como Google Workspace for Education, Kahoot! y Zearn se hicieron omnipresentes. Con la difusión de la IA generativa surgieron nuevas promesas de que podría revolucionar la educación y marcar el comienzo de una era de aprendizaje personalizado para los estudiantes, al tiempo que se reducía la carga de trabajo de los profesores. Sin embargo, casi todas las investigaciones que han encontrado beneficios en la introducción de la tecnología en las aulas están financiadas por la industria de la tecnología educativa, y la mayoría de las investigaciones independientes a gran escala han descubierto que el tiempo que se pasa frente a la pantalla obstaculiza el rendimiento.

Ser capaz de buscar algo en Google y dar la respuesta correcta no es conocimiento

Joe Clement — profesor de economía en un instituto y coautor de 'Screen Schooled'

Por ejemplo, un estudio global de la OCDE reveló que cuanto más utilizan los estudiantes la tecnología en las escuelas, peores son sus resultados. «Simplemente no hay pruebas independientes a gran escala de la eficacia de estas herramientas... En esencia, lo que está ocurriendo con estas tecnologías es que estamos experimentando con los niños», afirma Wayne Holmes, profesor de estudios críticos de inteligencia artificial y educación en el University College de Londres. «La mayoría de las personas sensatas no entrarían en un bar y se encontrarían con alguien que les dijera: «Oye, tengo una nueva droga. Es muy buena para ti», y la probarían sin más. Por lo general, esperamos que nuestros medicamentos se sometan a pruebas rigurosas y que nos los receten profesionales. Pero, de repente, cuando hablamos de tecnología educativa, que aparentemente es muy beneficiosa para el desarrollo del cerebro de los niños, no sentimos la necesidad de hacer eso».

Lo que preocupa a Miles y Clement no es solo que sus alumnos estén permanentemente distraídos con sus dispositivos, sino que no desarrollen habilidades de pensamiento crítico y conocimientos profundos cuando las respuestas rápidas están a solo un clic de distancia. Antes, Clement solía hacer a su clase preguntas como «¿En qué lugar creéis que se encuentra Estados Unidos en términos de PIB per cápita?» y guiaba a sus alumnos mientras estos se devanaban los sesos buscando la solución. Ahora, alguien habrá buscado la respuesta en Google antes incluso de que él haya terminado la pregunta. Saben que los alumnos utilizan ChatGPT constantemente y se molestan si no se les proporciona una copia digital de sus tareas, porque entonces tienen que escribir en lugar de copiar y pegar las preguntas relevantes en un asistente de IA o en la barra de búsqueda de Google. «Ser capaz de buscar algo en Google y dar la respuesta correcta no es conocimiento», afirma Clement. «Y tener conocimientos es increíblemente importante para que, cuando escuches algo cuestionable o tal vez falso, pienses: «Un momento, eso contradice todos los conocimientos que tengo que dicen lo contrario, ¿no?». No es de extrañar que haya un montón de idiotas por ahí que piensan que la Tierra es plana. Si lees un blog sobre la Tierra plana, piensas: 'Ah, eso tiene mucho sentido', porque no tienes ningún conocimiento ni comprensión». Internet ya está inundado de conspiraciones y desinformación, algo que solo empeorará a medida que la IA alucine y produzca falsedades plausibles, y le preocupa que los jóvenes no estén preparados para navegar por él.

Durante la pandemia, cuenta Miles, encontró a su hijo pequeño llorando sobre la tableta que le había dado el colegio. Su hijo estaba haciendo un ejercicio de matemáticas online y en él le pedían sumar seis usando el menor número posible de fichas de uno, tres y cinco. Él seguía sugiriendo usar dos tres, y el ordenador le decía que estaba equivocado. Miles probó con uno y cinco, y el ordenador lo aceptó. «Es el tipo de pesadilla que se tiene con una IA no humana, ¿verdad?», observa Miles: los estudiantes a menudo abordan los temas de formas inesperadas e interesantes, pero las máquinas tienen dificultades para lidiar con la idiosincrasia. Sin embargo, al escuchar su historia, me llamó la atención otro tipo de pesadilla. Quizás el amanecer de la nueva era dorada de la estupidez no comience cuando nos sometamos a máquinas superinteligentes, sino cuando entreguemos el poder a las máquinas tontas.


https://www.eldiario.es/era/viviendo-dorada-estupidez_1_12713417.html